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Código abierto significa que literalmente cualquiera puede hacer uso de ella.
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Ciertamente está más dirigida a los individuos que a las empresas.
Hemos tenido bastantes noticias este año sobre el consorcio R3, conformado principalmente por compañías financieras que pretenden impulsar la tecnología de contabilidad distribuida. Sus inicios con destacadas instituciones bancarias como el J.P. Morgan y el BBVA se han extendido globalmente a otras grandes empresas como MetLife en Estados Unidos y su última adición, QIWI, de Europa del Este.
Hasta ahora han logrado probar varios prototipos de esta tecnología de forma exitosa para la industria, y de su plataforma nativa, Corda, se espera un medio mucho más eficiente de intercambios financieros. Cuando las compañías financieras deciden adoptar la tecnología blockchain, desarrollan sus propias aplicaciones adaptadas a sus necesidades específicas, tal como, de hecho, fue construida esta plataforma. En muchos casos, dichas aplicaciones se patentan como propias, a pesar de que la tecnología en sí es de código abierto.
Pues bien, el consorcio acaba de anunciar que en realidad Corda será de código abierto y se unirá al Hyperledger Project a finales de noviembre. Una noticia que puede resultar un tanto sorprendente, pero tiene fuertes razones prácticas para llevarse a cabo.
David Rutter, Director General del consorcio, explica que para las empresas no es rentable invertir millones de dólares en pequeños proyectos de tecnología (como plataformas blockchain privadas), pues los riesgos son demasiado altos. Por ello, donando la Corda al Hyperledger, el R3CEV pretende crear una red basada en su plataforma a la que todas las compañías interesadas en esta tecnología puedan unirse, sin necesidad de llevar a cabo sus propios proyectos. Es decir, estandarizar, hasta cierto punto, el mercado blockchain corporativo.
James Carlyle, Ingeniero Jefe en R3, también se mostró de acuerdo con este propósito.
Queremos que otros bancos y entidades puedan innovar con productos que se coloquen en la parte superior de la plataforma, pero no queremos que todo el mundo cree su propia plataforma…porque vamos a terminar con una gran cantidad de islas que no pueden hablar entre ellas. Si tenemos una plataforma con una gran cantidad de productos en la parte superior, entonces tenemos algo que es más parecido a la Internet, donde todavía nos llega innovación, pero podemos comunicarnos entre sí.
James Carlyle
Ingeniero Jefe
Orientación individual vs Corporativa
Actualmente, cualquier individuo tiene la posibilidad de crear sus propias aplicaciones descentralizadas o criptomonedas basándose en la plataforma original de Bitcoin. Así han nacido exitosos proyectos como Counterparty, y seguramente continuarán creciendo en el futuro. Que esta tecnología sea de código abierto significa que literalmente cualquiera puede hacer uso de ella e incluso desarrollar sus propias aplicaciones para venderlas, como ya de hecho ha sucedido.
Sin embargo, a pesar de que esta es una tecnología bastante útil en lo financiero y más allá, ciertamente está más dirigida a los individuos que a las empresas. Recientemente, la gigante Fujitsu ha atisbado los problemas que presenta en este aspecto y pretende resolverlos. Ahora, Corda parece aspirar a ser idéntica a la plataforma blockchain original, sólo que dirigida específicamente a las necesidades corporativas.
Por otro lado, ya hemos visto que últimamente las patentes blockchain están creciendo de forma exponencial. Muchas compañías, como el Bank of America, no parecen demasiado inclinadas hacia el código abierto. Así que sólo en los siguientes años se podrá determinar si el propósito de esta plataforma corporativa libre puede cumplirse para crear esa red similar a la internet sobre la que comentó Carlyle.