Hechos clave:
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Uno de los mayores obstĆ”culos que afrontan las monedas virtuales es la desinformaciĆ³n de la gente.
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Hoy en dĆa sigue sin existir una corriente que promueva la educaciĆ³n financiera en nuestra sociedad.
Esta pieza de opiniĆ³n fue proporcionada por Xavi Molina, graduado en EconomĆa por la Universitat AutĆ²noma de Barcelona, emprendedor y apasionado por los negocios y la tecnologĆa limpia.
En 20 aƱos, para ver billetes de papel habrƔ que buscar en Google Images, su uso serƔ un bonito recuerdo del pasado.
Pese a seguir siendo un gran desconocido para la mayorĆa de las personas, el mundo de las monedas virtuales estĆ” creciendo a un ritmo de vĆ©rtigo, y estĆ” introduciĆ©ndose en nuestras vidas sin darnos prĆ”cticamente cuenta. Para los amantes de esta tecnologĆa como yo, vivimos una etapa de incertidumbre pero realmente emocionante, muy similar a la de los aƱos 70, cuando se crearon los primeros ordenadores personales y sus creadores sabĆan del potencial de esas feas mĆ”quinas pero no de su uso mĆ”s productivo, hasta que apareciĆ³ un tal Jobs. Aunque nuestro Jobs todavĆa no ha dado seƱales de vida, y tenemos firmes candidatos como el joven ruso Vitalik Buterin (creador de Ethereum), las monedas virtuales siguen sin conocer el rumbo adecuado que pueda llevarlas finalmente a cambiar por completo el sistema financiero que hoy dĆa conocemos.
Algunos grandes Bancos como BBVA o Santander, y otros en el extranjero, ya se han dado cuenta del potencial de esta tecnologĆa, y han comenzado una lucha para no quedarse atrĆ”s, o mejor dicho, para sobrevivir. Banco Santander se ha unido con otros grandes como UBS, BNY Mellon o Deutsche Bank para crear su propia criptodivisa que les permita realizar transacciones entre ellos sin coste y con mayor seguridad. Personalmente desconozco los detalles de tal acuerdo, pero conociendo la comunidad que engloba el mundo de las monedas virtuales, no auguro un gran Ć©xito para esa moneda. Uno de los objetivos de las criptodivisas es el de eludir la participaciĆ³n deĀ entidades reguladoras, como son los bancos o gobiernos, que puedan regirse por un ideal Ćŗnico y afectar de ese modo el valor de la moneda; la libertad y el anonimato que destaca en ellas desaparece con este tipo de proyectos privados.
Por desgracia, hoy en dĆa sigue sin existir una corriente que promueva la educaciĆ³n financiera en nuestra sociedad y uno de los mayores obstĆ”culos que deben afrontar las monedas virtuales es la desinformaciĆ³n de la gente. Existe tambiĆ©n una notable desconfianza hacia todo aquello que no podemos ātocarā, pasan los aƱos y todavĆa sentimos miedo al āmoverā nuestro dinero electrĆ³nicamente. ĀæQuĆ© direcciĆ³n debemos tomar?
No debemos cargar Ćŗnicamente la culpa en los ciudadanos; los gobiernos siguen sin percatarse de la que se viene encima. Un claro ejemplo es el del Gobierno de EspaƱa, que ha anunciado que pretende hacer cotizar a todos aquellos que minan monedas virtuales (el hecho de minar monedas virtuales corresponde a la obtenciĆ³n de Ć©stas mediante equipos informĆ”ticos sofisticados y preparados que resuelven algoritmos, actividad por la que reciben una recompensa en monedas. Cualquiera puede hacerlo desde un ordenador personal si estĆ” dispuesto a endeudarse por una factura de luz). Para que nos entendamos, es como prohibir de repente usar Microsoft Word a toda la poblaciĆ³n espaƱola, y el que quiera hacerlo debe pagar un impuesto. ĀæCĆ³mo sabe el Gobierno que yo uso Microsoft Word hoy o maƱana? ĀæVan a ir casa por casa a comprobarlo? Que anuncien este tipo de medidas realmente nos tranquiliza a todos los usuarios de monedas virtuales, porque sabemos que ni nuestro propio Gobierno entiende lo que estamos haciendo. Pero sigue siendo un claro ejemplo de cĆ³mo frenar o poner obstĆ”culos a todo aquello que no puedan controlar o cobrar.
Sin duda no se puede negar que existe un decrecimiento del uso de la moneda fiduciaria, principalmente en los paĆses del primer mundo, pero tambiĆ©n en paĆses como Venezuela, cuya cantidad de usuarios de moneda virtual por 1.000 habitantes es de las 5 mayores del mundo. En este caso, y debido a las fuertes restricciones que sufren sus ciudadanos por hacerse con divisa extranjera, el Bitcoin ha encontrado un mercado ideal para crecer (pese a que China siga teniendo un 75% del mercado de Bitcoin).
Obviamente, no es oro todo lo que reluce, y las criptodivisas siguen teniendo grandes inconvenientes para su aplicaciĆ³n diaria en la sociedad. Algunos tan importantes como la volatilidad que sufren o el hecho de poder realizar grandes movimientos de dinero sin declarar, blanqueos, trĆ”fico, etc. Hay que solucionar esos aspectos si a la larga realmente se quiere disponer de estas monedas para algo mĆ”s que especular. El hecho de que existan mĆ”s de 900 criptodivisas en el mercado y que un 80% estĆ© basada en el cĆ³digo exacto de Bitcoin, demuestra que queda mucho trabajo por delante. Empecemos por informarnos y averiguar quĆ© demonios son esas cosas llamadas monedas virtuales.
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