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La prueba de participación ya se ensaya en varias redes de prueba y los validadores aumentan.
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Los mineros se verían obligados a cambiarse a otra red al concretarse el paso a Ethereum 2.0.
2022 podría llegar a ser recordado como «el año de la fusión» de la blockchain actual de Ethereum con su nueva versión, Ethereum 2.0. Al menos así lo pronostican los desarrolladores y, mientras tanto, se van cumpliendo objetivos que lo acercan a este objetivo.
Para que la transición pueda hacerse de forma segura, hace falta ensayar los procedimientos previamente. Por eso, se han establecido diversas redes de prueba que, poco a poco, van avanzando.
Asimismo, la nueva blockchain se va preparando para entrar en funcionamiento. El uso del algoritmo de consenso de la prueba de participación (Proof of Stake o PoS) para minar nuevos bloques también determina una cierta preparación antes de dar ese paso.
Por último, está la situación de los mineros. Dado que la red cambiará su forma de validar nuevos bloques, las otrora tan codiciadas placas gráficas o GPU ya no serán necesarias. Esto hace que el panorama cambie en gran medida en la minería de Ethereum.
A continuación, proponemos desglosar estos temas y analizar en qué estado se encuentra cada uno. Con la primera mitad del año ya finalizada, ¿qué ha deparado hasta ahora el 2022 para Ethereum?
Redes de prueba, el campo de entrenamiento de Ethereum
Ethereum tiene varias redes de prueba, con distintas características y propósitos. En algunas de estas redes, se han ido probando los distintos métodos para fusionar la blockchain actual con la Beacon Chain, el fragmento original de la nueva blockchain con PoS.
Kintsugi y Kiln son las dos redes de prueba con las que se avanzó al principio. La primera de ellas, Kintsugi, se lanzó en diciembre de 2021 como una plataforma de pruebas para desarrolladores en Ethereum 2.0. En enero, tuvo problemas de bifurcación que le impidieron funcionar por varios días y esto hizo que rápidamente se le busque una reemplazante.
Así llegó Kiln, que se ideó con la idea de que PoW y PoS convivan en esta red de pruebas. Esta red de pruebas fue la sucesora de Kintsugi y tiene como finalidad ofrecer un entorno para evaluar cómo se comporta la red tras la fusión.
Ropsten fue la primera red de pruebas en concretar su fusión con la nueva blockchain el pasado 8 de junio. Además, es la red de prueba que más tiempo lleva funcionando a partir del mecanismo de prueba de trabajo (Proof of Work o PoW).
En tanto, el 20 de junio se creó en la red de pruebas Sepolia la Beacon Chain, el primer fragmento de la nueva blockchain. Con esto, se abre el paso a los validadores para que se preparen para participar en la creación de nuevos bloques cuando la fusión a PoS se concrete.
La última red de pruebas es Goerli. Al igual que Sepolia, tiene pendiente su fusión a una blockchain con PoS. Estas dos redes serán las únicas que permanecerán abiertas tras la fusión de la red principal con su Beacon Chain, que también ha tenido sus inconvenientes técnicos que avisan a tiempo qué se debe corregir antes de la fusión definitiva.
Validadores, guardianes de Ethereum 2.0
Como se ha explicado en otras publicaciones de CriptoNoticias, el método PoS se basa en la participación de unos validadores, quienes son los encargados de validar transacciones y crear nuevos bloques. A cambio, ellos depositan 32 ethers (ETH) como garantía de que actuarán de forma honesta.
En este sentido, la red de Ethereum 2.0 goza de buena salud. Al momento de redacción de este artículo, existen más de 404.000 validadores que depositaron fondos para colaborar con el mantenimiento de la red, ya sea de forma directa o mediante un pool (piscina) de staking. Es más, los ETH acumulados por stakers tan solo en el pool de Lido ya superan a todo el valor de la red de Binance.
Sin embargo, eso no quiere decir que ya esté todo hecho. Hasta hace poco, Ethereum 2.0 se encontraba en «emergencia» debido al alto grado de centralización de los validadores. El problema en concreto era que más de dos tercios de ellos utilizaban el mismo cliente para conectarse a la red.
Afortunadamente, este escenario parece haberse remediado, al menos por el momento. De todos modos, quedan abiertos los interrogantes acerca de la confianza que hay que depositar en la buena fe de los validadores y pools de staking para evitar problemas que podrían comprometer seriamente la integridad de toda la red.
¿Y qué pasa con los mineros?
Se podría decir que los «perdedores» de esta historia, si los hay, son los actuales mineros de Ethereum. Es que el paso de usar PoW a PoS conlleva que ya no serán necesarios los rigs de minería con GPU para añadir bloques a la cadena y minar nuevos ETH. En Ethereum 2.0, serán los validadores quienes lo hagan y obtengan recompensas por ello.
En este contexto, los mineros tienen dos opciones: migrar a la minería de otra criptomoneda o vender sus equipos y despedirse de esta actividad. Si nos guiamos por el mercado, muchos parecen estar inclinándose a esta segunda alternativa.
Con unos pocos meses de minería por delante en el segundo semestre (al menos según lo que proyectan los desarrolladores), los precios de las placas gráficas bajan por el aumento de la oferta, tanto en el mercado secundario (usadas) como en el primario. Esto es una buena noticia para los gamers, quienes por mucho tiempo disputaron con los mineros el acceso a GPU de marcas como NVidia o AMD.
Qué esperar para el próximo semestre
Los desarrolladores anunciaron que la bomba de dificultad se ejecutará a mediados de septiembre. Esta actualización supondrá un incremento máximo de la dificultad para minar nuevos ETH, y de esa forma, pondrá fin a la minería con PoW en la red.
Cuando se alcance ese punto, los ensayos en las redes de prueba ya estarán completos, lo que permitiría tener una transición segura y ordenada, según se prevé.
No obstante, cabe mencionar que este proceso ha tenido reiteradas postergaciones en los últimos años. Por lo tanto, no sería descabellado considerar que podría no ser en septiembre, sino más adelante, cuando finalmente se concrete la fusión.
En última instancia, hay también desarrolladores que miran más allá y ya piensan en mejoras para Ethereum 2.0. Con respecto a esto, se han presentado varias propuestas de mejora (EIP) para fines de 2022 o directamente para 2023. El propio Vitalik Buterin ha participado en algunas de ellas, con el objetivo de que la transición a la nueva blockchain sea solo un paso más entre muchos que mejoren el rendimiento de Ethereum en general.