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Una empresa tendría que pagar hasta 400.000 como multa si no cumple los parámetros de la nueva ley.
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Está previsto que la ley entre en vigencia el 1 de febrero de 2022.
Hasta 1.200 euros podría ser la multa que los usuarios tendrían que pagar por descargar un monedero de autocustodia de Bitcoin (BTC) en Estonia, de acuerdo con una enmienda realizada a la ley contra el lavado de dinero y financiamiento al terrorismo. La misma se basa en varias recomendaciones del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) para operar con criptomonedas.
El 21 de septiembre pasado, el Ministerio de Finanzas de Estonia introdujo ante el Parlamento un proyecto de ley que refiere a una enmienda o modificación de la ley vigente desde 2017. En ella, tocan el tema de los activos virtuales y para regularlos se apoyaron en la guía del grupo internacional para regular a Bitcoin. Si bien el proyecto está en fase de consulta, está previsto que entre en vigencia el 1 de febrero de 2022.
Según la legislación, todos los delitos relacionados con el incumplimiento de la ley son penados y sancionados. En este caso, un usuario puede ser multado con 300 unidades tributarias. En ese país, cada unidad tributaria equivale a 4 euros.
La historia no cambia para las empresas. Los exchanges, monederos digitales y otros prestadores de servicios de activos digitales (PSAV), también son objeto de amenaza. Si incumplen, tendrán que acarrear con multas de hasta 400.000 euros.
Enmiendas recientes
El portal de verificación Sumsub publicó esta semana varias de las enmiendas que el Ministerio de Justicia de Estonia introdujo al documento, antes de su discusión en el seno del Parlamento y su posible aprobación.
Según la ley, la definición de proveedores de servicios de activos digitales (PSAV) incluye a los exchanges de criptomonedas y los monederos, además de las plataformas descentralizadas, las ICO y otros servicios que operan en el país.
Estos servicios están regulados desde el año pasado, así como las instituciones financieras, por lo que deben acoplarse a la Ley de Lavado de Dinero y verificar a los usuarios. Todo esto bajo una licencia de la Unidad de Inteligencia Financiera del país europeo.
Apoyados en el GAFI
Como se dijo más arriba, las autoridades de Estonia decidieron seguir las recomendaciones del GAFI para lanzar medidas restrictivas, que tienen la mira puesta en la eliminación de los monederos de autocustodia.
En tal sentido, en Estonia ahora regirá la Regla de Viaje del GAFI, un instrumento con el cual se exige a los pares brindar información cuando una transacción supere los USD 1.000. Esto, además de licencias más estrictas y un mayor alcance de la ley para «cubrir nuevos servicios cibernéticos».
Las modificaciones que ejecuten los prestadores de servicios de Estonia deberán ser presentadas ante el ente regulador antes del 18 de marzo próximo, incluyendo un informe de auditoría que se debe entregar antes del 15 de agosto. Los operadores que no se alisten, estarán incumpliendo la ley, lo que puede conducir a la suspensión de la licencia.
El GAFI actualizó este año su guía para regular a bitcoin, hecho, reportado por CriptoNoticias. En ella recomiendan a las casas de intercambio mostrar las operaciones de sus clientes, tal como ocurre con los estados de cuenta de los bancos tradicionales.
¿Impacto en Europa?
Estonia, si bien ha mostrado en el pasado ser un país y abierto al ecosistema de Bitcoin, ahora manifiesta una mayor dureza, probablemente, por el crecimiento de esta nueva economía en ese país.
Ya en 2015, varias empresas enlazadas a BTC establecieron una residencia digital en Estonia por la claridad regulatoria que ofrecía el gobierno. Desde entonces ha ido abriéndose a la utilización de estos activos, en convivencia con la economía tradicional.
En CriptoNoticias hemos registrado varios hechos que demuestran el beneplácito que había en Estonia respecto a Bitcoin. En marzo pasado ese país otorgó una licencia a una startup de criptomonedas que opera en Argentina, Brasil y Chile.
Pero la llegada de esta enmienda abrió paso a muchas nuevas expectativas sobre lo que podría suponer el mayor uso de bitcoin y las demás criptomonedas en el país báltico. Lo curioso es que su accionar puede ser seguido por otras naciones europeas, que han estado esperando más ejemplos para comenzar a incursionar en la regulación del mercado.