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Monty Munford invirtió en ether (ETH) en medio del alza de precios de 2017.
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Almacenó la clave privada en un borrador dentro de su correo electrónico.
Un experimentado periodista del Reino Unido, especializado en el área de tecnología, relata su experiencia con las criptomonedas y cuenta cómo, debido a fallas en el manejo de sus claves privadas, perdió 25.000 libras esterlinas (unos USD 30.500 al cambio actual).
En una publicación de BBC News fechada este 16 de agosto, Monty Munford ofrece su testimonio. Después de invertir en la compra de ethers (ETH), en medio del alza de precios ocurrida en 2017, el periodista se asesoró en torno a la forma de conservar y administrar sus criptoactivos. Optó por el servicio de MyEtherWallet, la cartera más utilizada de Ethereum. Pero cometió uno de los errores más comunes en el que suelen incurrir muchos inversionistas y fue víctima del robo de sus claves privadas.
Me dijeron que escribiera mi clave privada y la almacenara de forma segura con otros documentos financieros. Nunca debía revelarlo a nadie, ni perderlo. Así que lo imprimí, pero también tomé la fatídica decisión de almacenarlo en mis borradores de Gmail, para poder copiarlo y pegarlo cuando necesitaba hacer una transacción, en lugar de escribirlo laboriosamente cada vez.
Monty Munford.
Confiando en su método de resguardo, el periodista dejó su dinero en la cartera y mantuvo las claves en su correo electrónico. Meses después, una vez inició el mercado bajista de 2018, decidió sacar algo de dinero. «Pero cuando intenté hacerlo, vi con horror que todo mi ETH, con un valor de alrededor de 25.000 libras esterlinas, había sido retirado», cuenta con alarma.
Rastreo de criptomonedas robadas
Después del robo, a través de varios contactos Munford descubre que sus ETH se transfirieron a la casa de cambio Binance. También expone su caso en el sitio web de Action Fraud, que funciona en Reino Unido para la denuncia de delitos cibernéticos.
Más tarde, recurre a CipherBlade, especialistas en análisis forense de plataformas blockchains, datos y seguimiento de transacciones. Se entera entonces que los ETH se depositaron en una «cartera de consolidación», luego se dividen y se envían a cuatro direcciones diferentes en Binance. La bolsa logra rastrear las direcciones IP de una empresa de telecomunicaciones en los Países Bajos, pero no obtuvo detalles de identificación personal para ubicar a los delincuentes. Hasta ahora, las investigaciones del caso continúan.
En su relato, Munford muestra cierto sentimiento de decepción respecto a las criptomonedas. Habla de las dificultades para adquirir criptoactivos dada su condición de novato y el periplo que siguió tras el robo. Sin embargo, también admite el error que cometió al guardar su clave en un archivo en Internet, exponiéndose a los ataques de malwares que se vuelven cada vez más sofisticados.
La historia evidencia la importancia de aprender a conservar la propiedad de las claves privadas y usar los mecanismos de seguridad necesarios para resguardar las inversiones. En ese sentido, vale tomar en cuenta la recomendación que dieran a Munford, de cuidar la clave privada, incluso escribiéndola en un papel. Esto, aun cuando el experimentado reportero cree que el riesgo de perder ese papel hace que esta acción sea igual de peligrosa.