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Lavado de dinero y robo y falsificación son los principales delitos que crecieron con los NFT.
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También hay hackers que los utilizan para el envío de información codificada, señalan expertas.
Los tokens no fungibles han tenido un crecimiento tan grande en 2021 que hasta las instituciones de investigación científica más reconocidas del mundo están estudiando su utilidad. Sin embargo, esto también amerita revisar qué delitos podrían permitir estas nuevas tecnologías y cómo prevenirlos.
Eso es precisamente lo que hicieron Allison Owen y Isabella Chase, dos investigadoras del Centro de Investigación de Delitos y Seguridad Financieros del Royal United Institute Services (RUSI). Se trata de una entidad líder en investigación en seguridad en el Reino Unido, fundada en 1831 por el Duque de Wellington.
En una publicación en el sitio oficial del RUSI, las investigadoras detallan el abanico de posibilidades que han destapado los NFT en el mundo del arte.
Owen y Chase explican que, para los compradores, estos tokens representan un sello de autenticidad de que lo que están comprando es único, original y realmente suyo, como se detalla en la Criptopedia de CriptoNoticias.
Asimismo, para los artistas constituyen una forma de seguir generando valor con las sucesivas ventas de sus obras, y no solo con la original, como pasa con el arte «real» o físico.
¿Qué delitos pueden cometerse mediante la venta de NFT?
Aparte de enumerar el potencial de esta tecnología para la comunidad artística, las autoras del informe también ponen la lupa en los potenciales delitos que podrían originarse o potenciarse con ella.
Es que la expansión de estos nuevos métodos de producción y comercialización de bienes también pueden explotarse para el mal, como ha pasado antes en la historia de la humanidad. Esto se debe a que los delitos que se mencionan no son «exclusivos» de los NFT, o al menos no todos ellos lo son.
Tanto el comercio como el arte tradicional también se han visto salpicados por prácticas fraudulentas, pero en este caso, la tecnología misma es la que puede ayudar a prevenir estas acciones criminales.
Lavado de dinero
El lavado de dinero es algo que preocupa a muchas empresas desarrolladoras de tokens y a las casas de subastas, entre otros actores de este mundo.
Como informó CriptoNoticias en octubre, Dapper Labs (una de las desarrolladoras de NFT más reconocidas) y la firma de analítica blockchain Chainalysis firmaron un acuerdo para crear herramientas de monitoreo que permitan establecer cuándo los fondos usados en la compra de una obra digital son ilícitos.
Las sospechas de que se use dinero mal habido para adquirir NFT ha crecido casi a la par de la popularidad de estos productos digitales. Es que por algunos de ellos se han pagado sumas millonarias —el récord es de USD 69 millones en marzo de 2021— y eso ha disparado las alarmas tanto en el sector público, los gobiernos, como en el privado, en las empresas involucradas.
Falsificación y robo
Así como con el arte tradicional, que está plagado de historias de robos y falsificaciones de piezas muy famosas, esta práctica comienza a verse también en el mundo de los tokens no fungibles.
Según lo que expresan Owen y Chase en su artículo, hubo a lo largo de este año hechos en los que se pusieron a la venta NFT falsos dando a entender que eran auténticos. Incluso, un hacker se las ingenió para vulnerar el sitio del artista callejero inglés Banksy y colocar un enlace a un supuesto token que, en realidad, no era original. Este artista, por cierto, ya ha vendido varias de sus creaciones como NFT.
De manera similar, estos cibercriminales han logrado hackear cuentas de mercados de NFT y transferirse obras de arte digital a su cuenta para luego venderlas, cuentan las investigadoras.
Envío de información codificada
El tercer y último delito que se podría cometer a través de los tokens no fungibles según estas investigadoras inglesas consiste en el envío de información secreta codificada en estos archivos.
Por ejemplo, argumentan, un hacker podría ocultar datos sobre una vulnerabilidad en un sistema de seguridad para enviarlos “camuflados” a otra persona en formato de arte digital NFT.
¿Cómo se pueden evitar estos delitos con NFT?
Más allá de enumerar los riesgos que emanan de esta nueva forma tecnológica de comercializar obras de arte, Owen y Chase también describieron algunas soluciones para mitigarlos.
La primera de ellas, y quizás la más básica, es aplicar una forma de registro de los usuarios que ya utilizan los exchange de criptomonedas: el famoso KYC o «Conozca a su cliente». Esto implica pedir los datos personales y verificados de la persona que accede a la plataforma. Si las casas de subastas lo aplican, es un primer paso importante en la prevención de delitos.
Por otra parte, también se plantea la creación de un registro de compras fraudulentas en el que se enumeren los NFT que podrían ser falsificados o robados. Esto ya pasa con el arte físico, mediante un registro conocido como Art Loss Register.
«Se puede aprender mucho de los mercados de arte tradicionales», creen las investigadoras. Las autoras también aclaran que algunos sitios de venta de NFT ya tienen una sección en la que se verifica el creador de cada pieza.
Finalmente, recursos de seguridad como la autenticación de dos factores y otras medidas específicas de las plataformas son claves para protegerse de los hackers.
En conjunto, todas estas alternativas bien aplicadas podrían prevenir muchos delitos que hoy empañan las posibilidades que ofrecen los NFT a la gente. Las soluciones comentadas, además, no representarían un freno para el crecimiento de este mercado, detallan las autoras.