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La reforma propone impuestos que van desde el 2,5% y 20% a las transacciones en criptomonedas.
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Especialistas prevén informalización en registro de pagos por parte de los comerciantes.
El Parlamento venezolano, controlado por el chavismo gobernante, aprobó hace unos días en primera discusión la reforma de la ley de impuesto a las grandes transacciones, que impone un tributo de hasta 20% a las operaciones que realicen –naturales y jurídicos– con divisas y criptomonedas, como bitcoin (BTC).
La reforma, disponible para su apreciación en la página oficial de la Asamblea Nacional, señala que buscan promover, a través de impuestos, un tratamiento «al menos igual, o más favorable» a los pagos que se ejecuten con criptomonedas y divisas extranjeras.
Impuestos iguales o superiores a los pagos en bolívares
En detalle y según lo explica la legislación todavía en discusión, se busca que las operaciones en divisas y activos digitales paguen un impuesto sobre los débitos y transacciones «al menos igual o superior al que hoy pagan los débitos en bolívares».
El proyecto pretende aplicar el impuesto para estas transacciones con una tasa que va desde el 2% al 20%, iniciando en 2,5% para toda transacción en divisas o en moneda extranjera, hasta tanto el Ejecutivo establezca una alícuota distinta.
Lo interesante es que, aunque existen exenciones, en la reforma añaden como contribuyentes del impuesto a todo aquel comercio, empresa, local o persona natural que realice pagos en criptomonedas diferentes a las emitidos por la República Bolivariana de Venezuela, como el token petro.
Esto, «dentro del sistema bancario nacional, sin intermediación de corresponsal bancario extranjero, de conformidad con las políticas, autorizaciones excepcionales y parámetros establecidos por el Banco Central de Venezuela».
El Parlamento venezolano reconoce la dolarización transaccional que se ha erigido en el país caribeño a raíz de la enorme crisis que atraviesan. Según el Legislativo, es cierto que existen actividades «altamente concentradas en pagos en dólares en efectivo». Esto se da «en grandes negocios que hoy representan una parte importante de la recaudación tributaria».
En el documento aclaran que el impuesto a las grandes transacciones representa el 13% de la recolección tributaria venezolana. Por eso, estiman que, en un escenario a mediano plazo, la reforma permita incrementar la recaudación un 5,4% más.
Pagado en bolívares, calculado en dólares
Juan Castillo, quien es el expresidente de la Asociación Venezolana de Derecho Tributario, explicó que como no hay todavía alguna norma técnica para regular la aplicación del impuesto, el pago se realizará en bolívares, pero el cálculo será en divisas.
Este impuesto, añadió el jurista, coexistirá –en caso de aprobarse– con los otros tributos ya vigentes en Venezuela, como el Impuesto al Valor Agregado, por ejemplo.
La ley, es de aclarar, entraría en vigor siempre que termine siendo aprobada en segunda discusión y posteriormente sancionada por el Parlamento. No obstante, en esa sesión pueden darse cambios y modificaciones. Además, y en teoría, la legislación debe ser consultada con los gremios y ciudadanos venezolanos, de acuerdo con lo establecido en la Constitución.
Este impuesto, vale acotar, ya tiene tiempo activo. En principio, se trató de un tributo a las grandes transacciones financieras de 2% aplicado a los «contribuyentes especiales». Estos son personas jurídicas previamente identificadas por la agencia tributaria venezolana (Seniat) que tienen cierto nivel de ingresos.
Se sabe, de acuerdo a la legislación, que el impuesto se descuenta automáticamente en la cuenta bancaria en el momento que una de estas empresas ejecutan una transacción. Igualmente, si la operación se hace por otros medios distintos a la banca venezolana, deben calcular el 2% y entregarlo a erario.
Esta no es la primera vez que el Estado venezolano intenta regular el mercado de criptomonedas a partir de los impuestos. Hace dos años, la ya extinta Asamblea Nacional Constituyente (ANC), también controlada por el chavismo, aprobó un decreto de reforma parcial del Código Orgánico Tributario, en donde se creó una sobretasa de entre el 5% al 25% para compras en divisas extranjeras y criptomonedas, tal como lo reportó CriptoNoticias.
Sin embargo, poco después llegó la cuarentena por la COVID-19 y esa iniciativa no terminó de aplicarse. Por tanto, esta reforma de la ley de impuestos a las grandes transacciones parece ser un nuevo intento para hacer crecer el erario público a partir de las criptomonedas.
El Ejecutivo venezolano reconoce la enormidad de operaciones en divisas y criptomonedas
Para entender más lo que pretende la reforma, CriptoNoticias habló con el economista venezolano especializado en criptomonedas, Aarón Olmos. Él sostiene que, en primer lugar, Maduro y su gobierno reconocen enormidad de las operaciones que se están realizando en divisa extranjera y criptomonedas.
Olmos señala que la idea de un gravamen de 2,5% es que, cuando un comercio procese una operación, expida una factura legal donde se detalle el IVA, por ejemplo, y este nuevo impuesto.
No obstante, no cree que eso vaya a encarecer el precio de los productos en Venezuela, pues, bajo el principio del dinero bueno y dinero malo, los consumidores y comerciantes protegerán las transacciones en otras monedas, pues allí ven más rentabilidad y cobertura de la inflación.
Más bien, vaticina un aumento en la informalización del registro de pagos realizados con monedas distintas al bolívar, «porque se trataría de proteger estos medios de pago». «Habrá una que otra operación que registrarán para hacer ver que se está desarrollando, pero no hay manera de tener el detalle», explicó.
Muy difícil rastrear pagos
Aarón Olmos apunta que rastrear los pagos en divisas en efectivo será muy difícil para el Estado venezolano. Lo mismo con las criptomonedas, donde prácticamente no tendrán alguna información que permita conocer lo transado.
“En el caso de las divisas, si una persona paga con su tarjeta de crédito o débito internacional, eso queda registrado. Pero si es en efectivo, es difícil saberlo. Es criterio del comerciante declarar o no qué tanto hizo en operaciones. En el caso de las criptomonedas es más difícil. Las operaciones van de monedero a monedero. El Ejecutivo no tiene control, no sabe qué cantidad de operaciones están ocurriendo, ni por donde, ni qué volumen. No se tienen detalles”.
Aarón Olmos, economista venezolano especializado en criptomonedas.
Dólares y criptomonedas toman el lugar del bolívar
La reforma a la ley de impuestos a grandes transacciones también tiene una carga ideológica. En principio, la Asamblea Nacional oficialista admite que quieren incentivar, en términos tributarios, el uso del depreciado bolívar, «haciendo más barato su uso respecto de las divisas, apoyando así al fortalecimiento gradual de nuestra moneda nacional».
Sucede que, por la inflación, el bolívar se usa únicamente para pequeñas transacciones, como las compras diarias o el menudeo, perdiendo espacios frente a divisas alternativas, como el dólar, el euro y, por supuesto, las criptomonedas, para otras grandes operaciones.
Es sabido que, a nivel empresarial, ya se prefiere negociar con divisas la compra de materias primas, por ejemplo. Esto sin hablar de las importaciones y exportaciones, que también tienen base en otras monedas más estables.
Y a nivel de consumidor, la historia es la misma. Cada vez son más las personas que usan medios alternos para la adquisición de productos y materiales. Allí han entrado en juego las criptomonedas, pues, debido a lo informal de la dolarización, se desató una escasez de billetes de baja denominación, algo cubierto y solventado por los activos digitales y plataformas de pagos, como PayPal y Zelle.
De hecho, CriptoNoticias reportó la experiencia de una compra cotidiana pagada en criptomonedas en Caracas. Además, se sabe que ese país es uno de los mayores en volumen de comercio entre pares (P2P). Y, no conforme, el país caribeño es el séptimo en adopción global de criptomonedas, según Chainalysis.
Así pues, si la reforma se aprobara, se estaría hablando de una carga tributaria notable para quienes hallaron en monedas extranjeras un refugio ante la implacable inflación venezolana, que si bien ha desacelerado, sigue siendo suficiente para mantener a ese país en una importante crisis económica.