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La tecnología de bitcoin ofrece muchos de los servicios descentralizados que caracterizan a la Web3.
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Con la Web3 se espera brindar el nivel de participación que no ofrece la Web2 de hoy.
Contenido patrocinado por IOVLabs.
Desde hace varios años venimos escuchando hablar de la Web 3.0, también abreviada como Web3. Entendida como una nueva etapa en la evolución de Internet, con cambios y actualizaciones nunca vistos, se trata de una promesa tecnológica que parece comenzarse a cumplir.
Después de la interacción mínima entre personas que supuso la Web 1.0 (finales del siglo XX y principios del XXI), en los años siguientes la explosión de Internet dio entrada a la llamada Web 2.0.
Esta segunda etapa, conformada por una serie de avances que dan un mayor protagonismo a la participación social, se ha caracterizado por la proliferación de blogs, redes sociales y aplicaciones que agilizan la interacción entre las personas.
Sin embargo, gran parte de esta web se ha enfocado en servicios mayormente centralizados administrados por grandes corporaciones. Google, Amazon y Facebook (ahora Meta) son las principales compañías que poseen casi el control absoluto de la Web2.
Es por ello que la Web3 viene a cambiar esta Internet que conocemos hoy en día, para hacerla más interactiva, descentralizada y autónoma.
Pero, ¿qué es la Web3?
Con la meta de ir más allá de la Web2, surge la idea de avanzar hacia un Internet donde los usuarios tengan una mayor interacción y poder de decisión. Todo esto a través de innovadoras tecnologías, en un proceso que se concibe como más descentralizado. Es así como emerge el concepto de la Web3.
«En la Web3 los datos estarán interconectados de una manera descentralizada, lo que sería un gran paso adelante en nuestra actual generación de Internet (la Web 2.0), donde los datos se almacenan en su mayoría en repositorios centralizados», se lee en la mayoría de los medios de comunicación que abordan el tema.
La meta es usar programas con capacidad para comprender la información tanto conceptual como contextualmente. Se propone así el uso de la web semántica, concepto que Tim Berners-Lee, creador de la World Wide Web (WWW), presentó años atrás como uno de los principales pilares de la Web 3.0.
Berners-Lee propuso la web semántica como vía para superar las limitaciones de la web actual. Con ella, se introducen en la estructura interna y global de los contenidos y servicios disponibles en Internet, descripciones explícitas del significado de los datos manejados con innovaciones tecnológicas.
Para funcionar de esta forma la Web3 se apoya en la inteligencia artificial (IA), Big Data, el Internet de las cosas (IoT) y las blockchains, entre otras tecnologías.
Siri y Alexa son claros ejemplos de la conjunción de estas tecnologías. La primera es una inteligencia artificial con funciones de asistente personal para iOS, macOS, tvOS y watchOS. Se basa en el procesamiento del lenguaje natural para responder preguntas, hacer recomendaciones y realizar acciones.
Alexa, por su parte, es un asistente virtual desarrollado por Amazon. Permite habilitar skills (funcionalidades extra), crear rutinas, enviar mensajes o realizar videollamadas a contactos.
El avance de las blockchains como impulso hacia la Web3
Aun cuando todavía no existe una definición clara sobre la Web3 —pues todavía está en proceso de despliegue— es posible esbozar los elementos que la caracterizan.
Cuando accedemos actualmente a la web nuestras computadoras utilizan el Protocolo de Transferencia de Hipertexto (HTTP) en forma de direcciones que acceden a la información almacenada en un solo servidor. Este protocolo, inventando en 1991 por Berners-Lee, es la base de la Web1 y Web2.
Por el contrario, para que la web semántica encuentre información basada en contenido, los datos deben almacenarse en varios lugares a la vez. Como resultado, el nuevo esquema de la web involucra tanto a las computadoras que brindan servicios como a las que acceden a ellos, lo que se conoce como conectividad de igual a igual.
Tomando en cuenta lo anterior, muchos expertos consideran que la tecnología que da soporte a las criptomonedas (basada en la interacción entre pares) es la fuerza que está impulsando la nueva generación de la World Wide Web.
Bajo esta perspectiva, los nuevos productos y servicios de cadenas de bloques, lideradas por Bitcoin y Ethereum, forman parte de las herramientas de la nueva era de Internet.
Estas redes se ofrecen a los usuarios con muchas de las características que perfilan la Web3. Son un conjunto de equipos (nodos), conectados sin un eje central, que albergan datos que cualquiera puede buscar. Además, son operadas por comunidades de usuarios, que pueden participar en su gobernanza obteniendo tokens que son usados tanto para votar por las decisiones como para acumular valor real.
Se espera que, gracias a estas blockchains, la Web3 sea cada vez más descentralizada, eliminando los intermediarios y fomentando transacciones entre pares (P2P) seguras, sin necesidad de confiar en terceros. Adicionalmente, prometen devolver la privacidad y la identidad digital al usuario, otorgando nuevos niveles de interacción gracias al avance de las finanzas descentralizadas (DeFi), los tokens no fungibles (NFT), las aplicaciones descentralizadas (dApps) y los mundos virtuales (metaversos).
Sobre este tema, un escrito del Observatorio Blockchain señala lo siguiente:
La introducción de blockchain está permitiendo la descentralización de internet, dando paso así a la Web3. Un nuevo internet donde se mezcla la descentralización de la Web 1.0 y la tecnología avanzada de la Web 2.0. La Web3 promete devolver la soberanía digital al usuario gracias al poder descentralizador de las cadenas de bloque, tecnología que nació con Bitcoin. Incluye herramientas de las que todavía muchas personas recelan, como los NFT, las criptomonedas y las dApps, que están constituyendo la base del nuevo internet.
Observatorio Blockchain.
Esta postura, que ve en el ecosistema de las criptomonedas la primera forma de interactuar con la naciente Web3, es compartida por figuras de la industria. Para el exchange Binance «la inversión en protocolos blockchain, en DeFi, dApps o NFT es un buen lugar para empezar la iteración con la nueva Web».
Y ha sido justamente el movimiento a favor de los NFT y los metaversos, en auge durante este último año, el que ha favorecido el interés por la Web3.
El tema ha sido motivo de estudio de la firma de análisis Grayscale, que, en un informe publicado en noviembre de este año, muestra datos que evidencian el crecimiento de la economía en torno a esta nueva Internet. Todo esto con motivo de la popularidad que han ganado los metaversos.
Las estadísticas de Grayscale indican que los mundos virtuales de metaversos Web 3 «están creando valor en el mundo real para los desarrolladores, creadores de terceros y usuarios que participan en estos mercados emergentes nativos de Internet».
El estudio calcula que el valor histórico invertido en ventas de artículos de los metaversos Web 3.0, tales como tierras virtuales, bienes y servicios, ha superado los USD 200 millones en lo que va de 2021.
Al eliminar las empresas centralizadas de la Web 2.0 que históricamente han controlado estos espacios en línea, los mundos virtuales del metaverso Web 3.0 se han beneficiado de rápidas ganancias en innovación y productividad (…) Han creado un mercado multimillonario dirigido a creadores y propietarios de activos, mediante la eliminación de controles de capital y la apertura de sus fronteras digitales al capitalismo de libre mercado.
Grayscale.
La promesa blockchain: de la web centralizada a la descentralizada
La principal crítica que se hace a la Web 2.0 es que su arquitectura está basada en el modelo cliente-servidor, que centraliza la red. Hablamos de un diseño que hace que los datos personales que compartimos en Internet se almacenen en una computadora central, para luego convertirse en propiedad de cualquier empresa privada.
A juicio de muchos, son demasiados datos confidenciales en manos de unos gigantes corporativos que terminan controlando nuestras vidas, de alguna u otra forma.
Es en contra de este esquema que han surgido las blockchains. Se espera que estas redes descentralizadas estén libres de la amenaza de violación de datos. Los entusiastas aspiran que la Web3 signifique que compartir fotos, comunicarse con amigos y comprar cosas en línea ya no sea sinónimo de grandes empresas tecnológicas.
Auguran el surgimiento de una multitud de pequeños servicios en cadenas de bloques, con la opción de ganar tokens por la contribución, dejando que los usuarios participen en la gobernanza de la plataforma. Suman a ello la opción de interactuar en variedad de mundos virtuales a través de los avatares que se mueven en universos descentralizados.
Esta es la visión primaria de la Web3. Sin embargo, hay quienes ven esta promesa de descentralización como un espejismo.
Los escépticos observan que las grandes plataformas tecnológicas también quieren sacar provecho de la naciente era de Internet. Eso explicaría su incursión en la Web3. Valga el ejemplo de Facebook y Microsoft, y su cambio de enfoque hacia los metaversos.
Sobre este tema, algunos expertos, como los académicos Edina Harbinja y Vasileios Karagiannopoulos, creen que, en el mejor de los casos, la nueva tecnología funcionará junto con la Web 2.0 sin sustituirla por completo.
Esto significa que, tal como predicen los estudiosos de la tecnología, será difícil que Facebook, Twitter o Google desaparezcan en el futuro (y con ellas la centralización). Lo más probable es que estas empresas continúen funcionando, aun cuando las transacciones y las empresas basadas en blockchains sigan prosperando en los próximos años.
Los resultados de toda esta movida aún están por verse.
La Web3 y sus principales herramientas
En medio del anterior debate, son muchos los proyectos con blockchains que han estado desarrollando su infraestructura, en aras de avanzar hacia la ansiada descentralización que promete la Web3.
Operan así, sobre la capa principal de una cadena de bloques, servicios y productos con variedad de funciones enfocadas en dApps y DeFi. A estas innovaciones se añaden ahora los NFT y metaversos, entre otros avances.
Un ejemplo lo tenemos en la cadena lateral de Bitcoin, RSK, que a través de su plataforma RIF On Chain (ROC), lanzada a principios de este 2021, extendió su tecnología para crear un ecosistema DeFi respaldado por los tokens de la plataforma.
¿La meta? Dar nuevos pasos hacia la descentralización y prepararse para la Web3, tal como destacó en Twitter el equipo de IOV Labs, encargado de los proyectos que corren en RSK. De ahí el desarrollo variedad de servicios que enriquecen la Web3, también conocida como «Internet del valor».
Particularmente, el nuevo protocolo de ROC se sustenta en el almacenamiento descentralizado, la transparencia y la privacidad en las transacciones, unidos a los tokens y las wallets como nuevos medios de pago.
Son los recursos digitales esenciales para el funcionamiento de una plataforma blockchain. Fungen como precursores de la nueva Internet. Conozcamos a continuación esas 4 herramientas: almacenamiento descentralizado, contratos inteligentes, identidad digital y medios de pago.
1. Almacenamiento descentralizado
La idea básica detrás del almacenamiento descentralizado consiste en compartir archivos y datos a través de una conexión punto a punto.
El principio básico es crear una red de computadoras distribuidas capaces de trabajar en conjunto para albergar y recuperar información fragmentada y encriptada, de modo que los usuarios de la red dispongan de ella cuando lo requieran en el lugar en que se encuentren.
Es el sistema que usa Swarm e IPFS (Inter Planetary File System o sistema de archivos interplanetarios), que son protocolos P2P que prescinden de los controles y limitaciones de los servicios centrales que predominan en la Web2.
Particularmente, IPFS promete convertirse en una alternativa al Protocolo HTTP. La razón es que el modelo IPFS revierte el funcionamiento centralizado que almacena los datos de la Web en un solo servidor, y lo sustituye por un sistema que procesa hashes criptográficos vinculados a una dirección.
Con un fin semejante operan RIF Storage, desarrollado por IOV Labs, que además incorpora un sistema de incentivos llamado RIF Pinning. También ofrecen almacenamiento descentralizado otras redes, como Filecoin, Storj y Sia.
Estos servicios tienen el objetivo de allanar el camino para que Internet sea un medio menos controlado por actores individuales o gobiernos.
2. Los contratos inteligentes
El concepto de contratos inteligentes lo definió por primera vez el ingeniero informático Nick Szabo en 1994, como «un protocolo informático capaz de ejecutar cláusulas de un contrato».
Se refería a los acuerdos con capacidad de cumplirse de forma automática una vez que las partes acuerdan los términos. Una tecnología que cobró vida con el nacimiento de Bitcoin y ganó notoriedad con Ethereum.
Los contratos inteligentes pretenden hacer la vida diaria más sencilla, eficiente y menos costosa, automatizando procesos comunes y eliminando intermediarios. Se han convertido en la base para el desarrollo de la mayoría de las innovaciones del ecosistema y están en casi todas las soluciones que se construyen encima de la mayoría de las blockchains.
3. Identidad digital basada en blockchain
La identidad digital (ID) se considera una herramienta crucial para la arquitectura de la Web 3.0 basada en blockchains, donde son necesarios nuevos mecanismos para darse a conocer y moverse en la red.
Esta ID difiere de las múltiples identificadoras digitales que utilizamos actualmente en las plataformas de Internet, pues no depende de terceros para manejar la información de las cuentas personales y trata de garantizar la seguridad y la privacidad.
Entre las soluciones que han surgido con este fin, podemos citar el sistema de identidades autónomas descentralizadas (SSID), concebido por el equipo de RSK y lanzado en marzo pasado. Es un esquema para administrar identidades digitales en el que el usuario tiene el control y la propiedad sobre su identidad y permite a los desarrolladores de aplicaciones web integrar tecnologías blockchain.
Otro ejemplo de ID descentralizada es el proyecto Microsoft Identity Overlay Network (ION), una red de código abierto de capa 2 que se ejecuta sobre Bitcoin, cuya versión beta facilita la administración de identidades digitales. Al igual que otros modelos, ION establece un almacenamiento descentralizado para metadatos de identidad mediante el sistema de archivos interplanetario (IPFS, protocolo de igual a igual para distribuir contenido que se explicó más arriba).
4. La economía digital en la Web3
En el mundo blockchain los principales recursos para crear valor son los tokens (fichas), a través de los cuales se desarrolla la economía digital de cada plataforma. Estos activos digitales, creados a semejanza de las monedas, son parte fundamental del diseño de una cadena de bloques.
Los tokens habilitan los pagos dentro de las plataformas y generan una dinámica que facilita la participación de los usuarios.
William Mougayar, autor del libro The business blockchain, los define como «una unidad de valor que la organización crea para gobernar su modelo de negocio y dar más poder a sus usuarios para interactuar con sus productos, al tiempo que facilita la distribución y reparto de beneficios entre todos sus accionistas».
Dentro de una red privada un token puede servir para otorgar un derecho, para pagar por un trabajo o por ceder unos datos, como incentivo, como puerta de entrada a unos servicios extra o a una mejor experiencia de usuario… o para aquello que la persona u organización que lo diseñe y desarrolle decida.
BBVA.
Visto así, el propósito de los tokens es habilitar una red específica y catalizar su crecimiento (tokens de red), pero también sirven como mecanismo para invertir en otros activos.
En consecuencia, la nueva unidad de valor va más allá y ha dado pie al término «tokenización». Se relaciona con el hecho de que el token puede representar digitalmente a un activo negociable real, como el oro, petróleo, acciones, inmuebles y todo aquello que tenga valor de intercambio. Este proceso aporta una nueva dinámica a la economía dentro de la Web3, y aunque aún está en pañales, es totalmente distinta a la que se experimenta en la Web2 de hoy.
El circuito se cierra cuando los usuarios de esta emergente Internet complementan esta posibilidad de manejar de forma independiente el valor representado por los tokens, movilizándolos a través de sus carteras digitales (wallets).