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Desde Chile hasta Estados Unidos los países apuntan contra las criptomonedas.
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Mientras bitcoin se revaloriza, los Estados lo atacan porque no lo pueden controlar.
El proceso de expansión que experimentan las criptomonedas a escala global está generando, una vez más, campañas de desprestigio que se originan en las altas esferas del poder político y económico internacional. Los gobiernos arremeten de nuevo contra las criptomonedas y la principal interrogante es ¿a qué le temen?
Estados Unidos, China, Colombia, Chile o representantes de la comunidad europea, no se guardan nada cuando se trata de ir en contra de bitcoin y la creciente industria de las criptomonedas en todo el mundo. En Colombia, por ejemplo, el gremio bancario asocia las criptomonedas con el narcotráfico y el terrorismo, mientras que en Chile un ejecutivo del banco central afirma que bitcoin se parece al dinero, pero que no lo es.
Los pesos pesados de la economía mundial, Estados Unidos, China y representantes de la comunidad europea, también han hecho público su desagrado hacia las criptomonedas. El presidente Donald Trump considera que bitcoin facilita actividades ilegales, el gigante asiático prohibió eventos para promocionarlas y en Europa hay preocupación por su adopción en los mercados tradicionales.
Las posiciones de los gobiernos no son más que un reflejo del temor generalizado que tienen debido a que bitcoin los despoja del dominio que han mantenido durante siglos sobre la emisión no controlada de dinero. El miedo también es generado por no comprender cómo una tecnología empodera a los ciudadanos a ser dueños reales de sus fondos y a que los elimina de cualquier intermediación de sus propias instituciones fiscalizadoras o de terceros.
El cuestionamiento hacia las criptomonedas es un patrón que se ha repetido en el pasado cuando una tecnología es disruptiva. Así ocurrió con la llegada de los vehículos a combustión, en reemplazo de los carruajes a caballo, o del propio Internet que colocaba en desventaja a los medios tradicionales.
Los grupos de poder o las clases dominantes, al ver que podría colocarse en riesgo su control sobre el dinero, o cualquier producto o servicio del mercado, usualmente toman el camino fácil de demonizar a quien potencialmente los sacaría del juego y del dominio sobre una masa determinada.
Así ocurre con los gobiernos que arremeten contra bitcoin y las criptomonedas en general. Se trata de una lucha de intereses, de menospreciar lo que ha creado alguien pensando en que el control del dinero debe reposar en el propio usuario y no en las decisiones que tomen las autoridades de turno de un país.
Bitcoin, sin intervención
Bitcoin no conoce de ideologías políticas y solo se basa en las leyes de la matemática, por lo que solo obedece a la oferta y a la demanda. Los gobiernos, así lo deseen, no pueden intervenirlo totalmente o eliminarlo. Además, como plataforma descentralizada, Bitcoin no necesita hacer “lobby” para la toma de decisiones, algo que sí ocurre a conveniencia entre los políticos ya sean de izquierda, derecha o de centro.
En el pasado los humanos comercializaban a través del trueque, hasta la aparición del dinero en efectivo o las monedas físicas, que en la actualidad son respaldadas por las reservas de los banco centrales de cada país. Al no ser controlado por ningún banco y tener una emisión controlada, bitcoin rompe con este esquema, lo que no es bien visto por los banqueros ni los políticos.
Es cierto que ya hay países que han comenzado a acercarse a las criptomonedas -como Japón, que ha adoptado diversas medidas para regular el mercado sin frenar la innovación-, pero la gran mayoría aún las ve con menosprecio. El desarrollo tecnológico de ellas no se detendrá porque no le guste a un Primer Ministro europeo o a un príncipe del Medio Oriente. Al contrario, su avance sigue creciendo.
Entonces ¿qué harán los gobiernos? Las autoridades están en una encrucijada: o se adaptan a su tecnología, con todo lo que eso representa en los círculos de poder, o siguen cuestionándolas por su propio egocentrismo hasta ser superados en el futuro cercano.
Descargo de responsabilidad: los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.