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El capital no puede estar comprometido pues puede tardar años en ser liquidado nuevamente.
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Bitcoin ha pasado de no tener valor monetario a costar más de 3.600 dólares estadounidenses.
El surgimiento del precio de Bitcoin, desde no tener valor monetario hasta alcanzar los 3.600 dólares estadounidenses de cotización en estos momentos, es un hecho particularmente atípico en el mundo de las inversiones. Este crecimiento, pero especialmente las potencialidades de su tecnología, invitan a los inversionistas a valorar Bitcoin como un instrumento con buen potencial a futuro, de modo que establecen un plan de inversión a largo plazo.
En el ecosistema este tipo de inversionistas son conocidos como hodlers, siguiendo el ejemplo de aquellas personas que invirtieron en Bitcoin cuando su precio era apenas de centavos y que hoy poseen grandes fortunas debido a la vertiginosa apreciación del criptoactivo y a su apuesta por el potencial técnico de su protocolo.
Bitcoin ha sido un vehículo de inversión de gran rendimiento económico. Incluso el criptoactivo llegó a tener un precio de 20.000 dólares estadounidenses en diciembre de 2017. Dadas sus características y el comportamiento que ha tenido hasta ahora, y pese a su volatilidad, su crecimiento en estos 10 años es innegable y el porvenir en el desarrollo de su tecnología parece ser prometedor.
El concepto de los hodlers y su camino de inversión está bajo la influencia de las historias de los early birds, los inversionistas tempranos de bitcoin y otros criptoactivos que lograron amasar importantes fortunas a partir de inversiones realizadas durante las primeras etapas de adopción, sosteniendo el capital invertido en el tiempo, incluso con sus caídas momentáneas.
Son públicas las historias de personajes que hicieron grandes fortunas gracias a Bitcoin, como Eric Finnman, Roger Ver, los gemelos Winklevoss, Joseph Lubin, entre otros. ¿Este perfil de inversionista debe preocuparse por la variación diaria, semanal o mensual en el precio de bitcoin?
Precio-Valor
Conviene recordar la distinción entre precio y valor, a fin de dar cuenta del fundamento racional de una inversión a largo plazo en bitcoin. En este caso, el precio refleja el valor especulativo de la criptomoneda y, en cierto modo, su confiabilidad y fortaleza. Sin embargo, no podría considerarse un elemento definitivo, especialmente en el caso de bitcoin, creado para hacer patente la obsolescencia de las monedas fiduciarias, así que acumular liquidez fiduciaria no es el objetivo de su tecnología.
El valor de Bitcoin puede hallarse en las potencialidades de su protocolo, los casos de uso que pueda tener, así como la importancia que ya ha ganado entre sus usuarios. Este elemento permite establecer una comparativa directa con las cualidades de otros proyectos, no solo por su precio, sino por el funcionamiento de su tecnología. No obstante, este tipo de elementos, al no poder cuantificarse con facilidad, suelen desestimarse.
Un inversor a largo plazo o hodler valora la tecnología por encima de la especulación y el precio. La mayoría de los inversionistas que se hicieron millonarios a través de un esquema de inversión de este tipo dieron, en cierto modo, un salto de fe. Y es que si bien la esencia y funcionamiento de la tecnología de Bitcoin no ha variado significativamente, eran muy pocos los que se imaginaban que pudiese alcanzar semejantes niveles de apreciación.
En este caso, rara avis, quien evalúe convertirse en un hodler puede tomar en cuenta el comportamiento alcista que ya ha atravesado el criptoactivo y tomar una posición en el mercado proyectando una subida similar.
Otras estrategias y sus plazos
Sin embargo, ser un hodler no es el único camino. Existen otros tipos de inversión, con rendimientos y objetivos diferentes, y con un enfoque menos arraigado en la tecnología y su potencialidad. En este caso, el valor especulativo cobra preeminencia sobre el valor implícito o fundamental del proyecto.
Los inversionistas pueden invertir en períodos de tiempo cortos. Pueden ser scalpers, que son aquellos que buscan subidas rápidas o repentinas de las criptomonedas, a fin de capitalizar durante el ascenso; day traders, especializados en el seguimiento y capitalización de los movimientos diarios; o margin traders, que utilizan apalancamiento.
También hay otros inversionistas conocidos como swing traders. En este caso, los plazos de inversión son más prolongados, e incluso puede llegar a ser una estrategia anual. Sin embargo, difiere esencialmente de los hodlers en la percepción sobre la tecnología y sus potencialidades. Un swing trader simplemente sigue el desarrollo del proyecto y espera que su proyección se cumpla, sin importar si el proyecto realmente es coherente.
En todos estos casos (aunque especialmente en las estrategias de períodos cortos) los inversionistas deben prestar especial atención al precio, para que su inversión sea realmente efectiva en los plazos decididos, o para corregir el costo-inversión de algún análisis y proyección errados.
El hodling que, como vimos, parte de las experiencias exitosas y hace especial énfasis en el uso de la tecnología, de allí que más personas se reconozcan como hodlers (o potenciales hodlers) de bitcoins que de altcoins.
El término HODL se ha convertido en una suerte de mantra en los momentos en los que el mercado se deprime: los bitcoiners se instan unos a otros a aguantar la caída de precios y a conservar sus criptomonedas, puesto que confían en que se revalorizarán con el potencial crecimiento de la influencia de Bitcoin en las finanzas globales. Sin embargo, puede ser también una exitosa estrategia, si el inversionista es paciente y sabe que el potencial tecnológico de Bitcoin aún no ha alcanzado su máximo valor e influencia en el mundo.
La tecnología primero
Es importante decir que este tipo de inversiones no puede realizarse con un capital comprometido. Es necesario que el inversionista no tenga urgencias por liquidar su inversión, pues los plazos de tiempo no son precisamente cortos. Debe haber desarrollo tecnológico, adopción, mejoras, elementos para apalancar un incremento sostenible en la cotización del criptoactivo.
Teniendo en cuenta esta consideración, quien emprende el camino del HODL hace bien en olvidarse de CoinMarketCap o cualquier otra herramienta de seguimiento de precios.
Supongamos que alguien decide, tras un análisis y en medio de la tendencia bajista actual, una estrategia de inversión para hodlear bitcoins.
Para ello compra 20 BTC al precio del día. La meta es mantenerlos por los próximos 5 años, proyectando un escenario conservador para el precio, en un nivel sostenible de 16.000 dólares, tras un proceso de acumulación y establecimiento, ¿de qué le servirá consultar el precio de la criptomoneda diariamente? ¿Es necesaria esa dosis de ansiedad autoimpuesta?
Esta estrategia de inversión es una de las menos populares entre los traders, quienes califican a este perfil de inversionista como conservadores, miedosos. Sin embargo, es más difícil no hacer nada de lo que parece, especialmente cuando se trata de dinero. ¿Puede cualquier persona manejar una caída de 50% de su inversión y seguir en su idea de 5 años? ¿Está preparado cualquier inversionista para pasar meses (o años) sin hacer nada más que conservar sus llaves privadas y seguir la expansión de la tecnología de Bitcoin?
En este caso, para un hodler importará más el contenido y las discusiones la lista de correos de los desarrolladores de Bitcoin Core que cualquier aplicación de manejo de portafolios.
El desarrollo del protocolo Bitcoin, el advenimiento de mejoras críticas para la privacidad o la reducción de los tiempos de confirmación, el posible surgimiento de nuevos errores en el cliente y su resolución, la evolución de Lightning Network (LN) como una solución de pagos inmediata y a bajo costo para impulsar la adopción de BTC como medio de pago, son algunos elementos que componen en buena parte el valor por venir de la red, al menos en el futuro próximo. Estos son argumentos interesantes para olvidarse del precio y convertirse en un hodler.
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