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La caída de LUNA y Terra USD deja una mala impresión sobre este mercado.
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Peter Brandt lo ve como algo no confiable (Terra) salpicando algo confiable (Bitcoin).
LUNA, un token de Terra, ha perdido el 99% de su valor en cuestión de tres días. La stablecoin Terra USD o UST, del mismo proyecto, perdió hasta 70% de su anclaje al valor del dólar en el mismo período. Mientras tanto, alrededor, solo parece correr sangre: el mercado entero está en números dramáticos y miles de personas reportan en redes sociales unas pérdidas de patrimonio lamentables.
¿Pero habrá alguna relación entre lo que pasa con Terra y la actualidad de bitcoin (BTC) y el resto de criptomonedas en el mercado? Si me preguntan a mí, yo diría inmediatamente que sí. Aunque sabemos de sobra que bitcoin es la que manda en la industria (las razones no vienen a cuento en este momento), una debacle como la de Terra no puede pasar desapercibida para el mercado. Sería muy extraño que ocurriera, de hecho.
Sé que habrá muchos que cuestionen mis palabras, sobre todo porque «no hay segundo mejor» cuando a bitcoin nos referimos. No hay discusión en que Bitcoin es el proyecto más robusto y marca la pauta del mercado. Pero con una diversidad de visiones, experiencias y aproximaciones a este mercado, no se puede desestimar el impacto de otros elementos.
Si un tuit de Elon Musk puede hacer caer a bitcoin, ¿por qué no una crisis como esta? Después de todo, Terra se había ganado un puesto entre los grandes de este mercado. Antes de lo ocurrido, LUNA tenía una capitalización de más de 20.000 millones de dólares. Ahora, apenas supera los 50 millones.
Por eso, que su token LUNA haya caído en el foso de una forma tan salvaje, arrastrando consigo a la moneda que debía mantener paridad con el dólar, no es una buena señal para el resto. Terra USD era la tercera stablecoin del mercado, rondando también el top 10 de todo el ecosistema. Esa caída deja mal paradas a las criptomonedas, guste o no.
Salpicando a bitcoin, la «vieja confiable» del mercado
Los inversionistas y traders son personas y se manejan por emociones, aunque a veces traten de controlarlas. El pánico es algo común ante situaciones de alto impacto, como la actual. Incluso, los bots de trading (que en algunos casos inciden con fuerza en los precios) leen noticias como la de Terra de forma negativa; y el mercado reacciona en consecuencia. Por eso, no resulta extraño ver liquidaciones a los traders por más de 100 millones de dólares o historias que involucran la pérdida de los ahorros familiares.
En un mercado tan joven y con actores tan diversos, que además en su mayoría entran con altas expectativas de retornos en el corto plazo, lo que está pasando actualmente es un mensaje de peligro. Y lo que para unos está claro (que Terra o cualquier otro proyecto «cripto» no es equiparable a Bitcoin), una gran cantidad de personas no lo ven tan sencillo y venden por miedo.
Por eso, la debacle de Terra vista desde el «mundo exterior» al bitcoiner, puede ser una suerte de alerta que cierra las puertas para todo el mercado. E incluso para muchos que sí forman parte de este mundo, lo de Terra también puede salpicar la credibilidad de Bitcoin, porque no son pocos los que invirtieron en el proyecto y están sufriendo las consecuencias. «La desconfianza en lo que no es de fiar desbordándose a lo que es confiable», en palabras del experimentado trader e inversionista Peter Brandt.
En conclusión: bitcoin es todavía muy joven. Todo el mercado lo es. Y, por ende, es muy sensible a los eventos internos y externos a la industria, como han demostrado diversos momentos del mercado. Y dada su amplitud y la cantidad de proyectos que han surgido en muy poco tiempo a la sombra de Bitcoin, lo ocurrido con Terra no solo puede volver a ocurrir sino que es probable que lo haga.
Ya vimos un auge de estafas inmenso con las ICO en 2017, luego vino la ola de las DeFi, también plagada de estafas y colapsos tremendos; y seguiremos viendo cosas como esta. El problema, en esta oportunidad, es que lo que cayó se había ganado la confianza (y el dinero) de más personas que cualquier otra hasta la fecha. La cantidad de víctimas resulta abrumadora y el mercado lo está sintiendo.
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