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Martín es una de las víctimas de usurpación de identidad en Chivo.
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Andrés entendió que bitcoin puede servirle para ahorrar.
En el parqueo 3 del aeropuerto San Óscar Arnulfo Romero y Galdámez (o, simplemente, el Aeropuerto Internacional de El Salvador), me esperaba, con su camisa azul bien abotonada, Martín.
Taxista de confianza de quien nos alquilaba el AirBnB, el salvadoreño de tez bronceada me recibió cálidamente con una botella de agua fría, para refrescar los treinta y un grados centígrados que asoleaban la costa del país.
No demoré en preguntarle por su experiencia con Bitcoin. «Nunca pude retirar el dinero», me dijo, refiriéndose a los treinta dólares que repartió el gobierno salvadoreño a los que instalaran la Chivo Wallet. «Mire, aún la tengo instalada, pero me da error», y me mostraba el móvil con la mano que tenía libre del volante.
Le pregunté si quería que revisara cuál era el problema. Intenté inscribirlo con su número de identificación: «esta cuenta ya está registrada». Pero Martín nunca pudo registrarse en el pasado. Según parece, fue víctima de los casi mil casos de usurpación de identidad para robar los fondos. Le conté que una persona había sido detenida por todo esto, y que quizás en alguna estación de policía le podían ayudar.
Casualmente, a unos cuantos metros de nosotros, avizoramos una alcabala con unos cuantos militares. «Vamos a cruzar por aquí para que no nos pare el retén, porque después van a querer dar el mordisco«. Luego de comenzar a rodar por una carretera de tierra, rodeados de vacas y chivos, me explicó que se refería a que le pedirían dinero por no estar registrado como taxista.
Y, ¿qué piensa Martín sobre la adopción de Bitcoin en su país? «Pues, a nosotros no nos preguntaron nada. Fue igual que con el dólar». Desde su perspectiva, no había necesidad de dejar el colón. Se trató más de «un capricho de los políticos», que terminó por aumentar los precios de los productos. «Pero al menos esta vez fue opcional». Tras la media hora de viaje desde el aeropuerto hasta el AirBnB, prefirió que le pagara en dólares a que le instalara otro monedero en su móvil.
Andrés entendió que bitcoin es para ahorrar
Otra impresión tuvo Andrés, mesero en el bar Blue Moon. Mientras esperaba que decidiéramos qué beber, nos contó que, al principio, tenía cierta suspicacia respecto a qué tanto funcionaría la idea de Bukele, pero decidió darle una oportunidad. «Le pregunté a mi esposa qué haría con su bono y me dijo que gastarlo. Pero la convencí de que esperáramos un poco y ya tenemos casi el doble. Pues, como que sí funciona».
Andrés dice haber entendido que bitcoin es para ahorrar, y ha decidido no gastar sus bitcoins. Con todo, sí ha tenido la experiencia del gasto. «Mi primo que vive en Estados Unidos necesitaba comprar unas cosas aquí en El Salvador y me mandó unos bitcoins. Llegaron de inmediato y pude hacer mis compras. Pero los míos, ahí están enteritos. E invertiré un poco más cada vez que pueda».
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