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El trading no es para todos, incluso si logran ganar dinero en el camino.
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Incurrir en la ludopatía es un riesgo altísimo si no sabes lo que estás haciendo.
Todos quisiéramos encontrar una fórmula «mágica» para ganar más dinero. Y si además resulta fácil, rápido, cómodo… ahí habremos hallado la respuesta a nuestros problemas, ¿no? Pues, eso no existe más que en casos muy particulares y con mucha suerte involucrada, aunque hay quienes creen que el trading es justamente eso: dinero fácil. Con bitcoin y criptomonedas sumados como palabras clave, la gente termina de enloquecer.
Lo cierto es que, sí, el trading puede dar mucho dinero. Y la volatilidad del mercado de criptomonedas puede favorecer si sabes aprovecharla. A diferencia de los mercados tradicionales, donde los comportamientos de los activos son en general menos volátiles, con las criptomonedas puede haber movimientos muy bruscos de precio que generen grandes ganancias. Pero también aumenta (y mucho) el riesgo.
Sumemos el apalancamiento y los futuros a la ecuación y el riesgo se vuelve descomunal. Pues, bueno, así comienza mi historia con el trading. Porque si podía hacerlo como un degenerado en un casino de Las Vegas, ¿para qué hacerlo como se debe?
Sin saber mucho sobre trading, estuve un tiempo viendo lo que comentaban en algunas redes sociales o grupos de Telegram quienes sí hacían trading de forma cotidiana. El concepto de los futuros y el apalancamiento me llamó mucho la atención, pero el miedo a cometer un grave error me llevó a tomarme el tiempo antes de experimentar.
Fue cuando descubrí una opción muy económica (de bajo riesgo) que decidí entrar: LN Markets, donde se puede operar con futuros de bitcoin usando la red Lightning. Incluso, con 1.000 satoshis, ya puedes estar haciendo trading en esa plataforma.
Yo no tenía idea de lo que estaba haciendo, solo «apostaba» por la subida de bitcoin (cosa muy fácil en pleno rally alcista entre 2020 y el año pasado) y, de vez en cuando, metía una posición en corto si me parecía probable que bajara. A la suerte se sumaba que mi trabajo como periodista del nicho me obligaba a estar siempre al tanto de los acontecimientos en torno a Bitcoin. El problema es que comencé a ganar.
10 mil satoshis de bitcoin, rara medida del éxito
Mi primer depósito en LN Markets fue de 10.000 satoshis. Poco menos de 5 dólares en ese momento. En menos de una semana, ya tenía 20.000 gracias a varios toques de suerte (mayores que los desaciertos que tuve, incluyendo la liquidación de una de las posiciones que puse).
No hay peor consejero que la suerte. O como sería más acertado llamarla en este caso, una serie de eventos afortunados que coincidieron con un tiempo de «predicciones» fáciles: bitcoin, cada tanto, subía un poquito más mientras se aproximaba a los 20.000 dólares. Y luego de pasarlos, ni se diga. Así cualquiera podía operar en futuros apostando en posiciones largas con cierta tranquilidad.
Pero no. Yo me tenía que sentir exitoso en algo que ni entendía del todo. Lo suficiente como para dar un salto a un terreno más escabroso, lleno de más riesgos y con más dinero. Terrible decisión: «voy a hacer futuros en Binance».
Comencé con 10 dólares (USDT). Solo operaba con BTC al principio, pero en ese momento comencé a prestar atención a los movimientos de otras cosas y, al ver el impacto inmediato de Elon Musk sobre Dogecoin (DOGE) vi otra oportunidad.
El primer tuit de Musk con el que puse un long en DOGE me generó 80% de ganancia en cuestión de pocos minutos. Para ese momento ya los 10 USDT con los que comencé se habían convertido en más del doble y, de repente, tenía más de 30 USDT en la cuenta.
Un par de salidas ganadoras más fueron seguidas por un error grave: me entró la ambición y comencé a ver DOGE en plazos cortísimos y aumentando el riesgo. ¡Pum! De nuevo en 20 USDT. Y tal como me han confirmado muchos traders luego (a algunos los he entrevistado para CriptoNoticias), lo que vino después es de lo más normal: me traicionó la mente.
Gané dinero (pero perdí algo más importante)
Hay una frase que se popularizó mucho durante la Caracas Bitcoin Experience, hace poco más de un mes, y que explica muy brevemente mi paso por el mundo del trading: para hacerlo, «hay que ser medio psicópata».
La sentencia, atribuible al CEO de Val-U, Andrés Urquiola, se puede resumir de la siguiente manera: se trata de una actividad de alto riesgo y con altos niveles de estrés asociados a las emociones humanas. Principalmente, a una ambición que puede rayar en ludopatía. Eso fue lo que me pasó a mí.
Tras jugar un poco con DOGE y ver que las ganancias eran muy superiores que con bitcoin (la volatilidad es tu maldición y tu bendición), comencé a ir más allá. Veía monedas con altísima volatilidad y entraba. Hacía 50% de ganancia en minutos y me salía. Pero cada vez eran más las posiciones que abría. En muchas de ellas salía perdiendo.
Cuando ya había pasado los 100 USDT en la cuenta (tengamos presente que esto representa 10x con respecto a mi entrada), ya no había vuelta atrás: era adicto. Metía posiciones sin saber por qué, más allá de que quería ganar más.
Si intentara recordar los nombres siquiera de algunas de las criptomonedas en las que comencé a apostar (llamarlo trading sería un irrespeto para los traders), perdería mi tiempo. Simplemente no me importaba. Y si los resultados seguían siendo positivos (o eso pensaba yo), no había razón para cambiar mi comportamiento.
Seguí ganando por unas semanas, mientras me encontraba cada vez más pegado a las gráficas de monedas fantasmales que ni sus desarrolladores deben seguir con tanto ahínco: memecoins, cualquier cosa coins, shitcoins. Todo me daba igual.
Finalmente, el toque de realidad llegó: la racha cambió de rumbo y comencé a ver rojo tras rojo. 10 USDT convertidos en 5. Otros 15 se volvieron 8. Y así. La cuenta estaba ya en más de 150 cuando comenzó la debacle. Por suerte, la atajé a tiempo. Me recordé a mí mismo que yo no sirvo para trader y salí con poco más de 100 USDT. Los mismos que semanas atrás eran solo 10.
¿Gané? Sí. ¿Lo haría de nuevo? Absolutamente no.
P.D.: Esto, claramente, no es un consejo de inversión. Tuve suerte, solo eso. Y, repito: no lo volvería a hacer.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.