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Quizรกs por el caos ya apostado en lo cotidiano, la llegada del virus no fue del todo aterrorizante
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En el ecosistema bitcoiner se encuentra un refugio de valor, no solo monetario sino tambiรฉn รฉtico.
El primer periodo en que se comenzรณ a hablar de coronavirus, mi pensamiento fue que probablemente se trataba de un virus mรกs en la larga lista de alarmas que no llegaban a puerto. Y cuyo trรกnsito habitual iba desde el despliegue mediรกtico, pasando por alguna cifra alarmante, y luego, hacia el silencio y el olvido.
Pero esta vez, vino con una paulatina instalaciรณn de la palabra โpandemiaโ, anunciando que no nos รญbamos a librar tan fรกcil esta vez. Que ese virus, microscรณpicamente investido con insignia de realeza venรญa, en definitiva, a ponernos a prueba.
En Chile, desde octubre del aรฑo pasado, estรกbamos en crisis. Un movimiento ciudadano que comenzรณ con el sano impulso de corregir abusos puntuales, se terminรณ convirtiendo en una escena diaria de saqueos e incendios. Un relato romรกntico, con memoria emocional de revoluciรณn vieja y reivindicaciรณn decimonรณnica. Como si el paso de los aรฑos y los sucesivos cambios del paisaje econรณmico, no hubiesen ocurrido.
La narraciรณn distรณpica en que se convirtiรณ todo, fue instalando una sensaciรณn de incertidumbre cada vez mรกs profunda. Ya no era posible atravesar las calles sin toparse con el humo del incendio rebelde o llenarse los ojos del quรญmico lacrimรณgeno de la contraparte. Las avenidas fรญsicas y las digitales, se llenaban de pequeรฑas pelรญculas sobre enfrentamiento ciudadano. Los insurgentes parecรญan gritar sobre rostros de extraรฑos, dolores concebidos en un dรณnde y un cuรกndo, solo reconocibles por ellos mismos.
Cualquiera podรญa volverse la personificaciรณn nefasta de antiguas heridas sociales, con tan solo emanar la contrariedad o el desacuerdo. Con tan solo representar, algรบn manido estereotipo de la injusticia social. El ingenuo movimiento inicial, con mรบsica y escenas de amistad o familiares, se convirtiรณ en una especie de monstruo, con una gran boca, vociferando infamias ancestrales.
Quizรกs por este paisaje ya apostado en lo cotidiano, la llegada del virus no fue del todo aterrorizante. Quizรกs porque la memoria genรฉtica se lleva mejor con los desastres naturales, como si fueran menos evitables que los desastres humanos. O tal vez, porque ya desde octubre, la sombra de la muerte, desafiaba una vez mรกs a nuestro mojigato instinto de sobrevivencia, y esta nueva variante vino a ser como un agregado de la escenografรญa. Otro elemento de utilerรญa en una obra que ya habรญa levantado su telรณn.
Imagen por kjekol / elements.envato.com
El encierro ha ido ocurriendo poco a poco. En mi caso, la tecnologรญa y la naturaleza de mi trabajo me permitiรณ quedarme en casa muy pronto. Una conexiรณn virtual que a la vez que saca de la calle, transforma las fuentes de percepciรณn en un compilado caรณtico de escenas audiovisuales, de combates polรญticos con desconocidos. En una suerte de bipolaridad, cuando se transita desde la depresiรณn de las teorรญas conspirativas a la liberaciรณn de endorfinas suscitada por el humor negro de los omnipresentes memes.
Y en esta escena que a veces parece sueรฑo o pesadilla en suspenso, cabe tambiรฉn la utilerรญa proveniente del ecosistema de criptomonedas. Ahรญ donde el hallazgo de un refugio de valor no solo es monetario, sino tambiรฉn รฉtico. Una promesa de naciรณn amparada por la criptografรญa. No es casualidad que los momentos de distensiรณn โy de esperanzaโ vienen precisamente de las voces de esa comunidad que declara que โla polรญtica deja de interesar luego de conocer a Bitcoinโ. Una especie de balsรกmica soberbia que augura mejores tiempos.
Pero no son vaticinios que se basan en el falso pensamiento positivo o en el insufrible optimismo de la literatura de autoayuda. Mรกs bien provienen de la intuiciรณn remota de haber descubierto algo que, si aรบn no llegรกsemos a ver completamente desplegado, representa para muchos una posibilidad cierta de hacer las cosas de otro modo. Se trata del reconocimiento expreso y sincero de que la confianza entre humanos es un ente elusivo. Es ahรญ precisamente dรณnde esta tecnologรญa viene a echarnos una mano.
Es en las comunidades de desconocidos, adherentes de la cultura bitcoiner, donde localizo la conversaciรณn sensata y sesuda, la mirada que hace rato sentenciรณ como perdidos los caminos donde la estupidez todavรญa porfรญa. Se impone la conciencia plena del componente inรบtil de este presente, que reproduce en loop similares desenlaces, las mismas historias que, en vez de impulsar la revoluciรณn, terminan por mover al bostezo. Este conjunto trillado de combatientes parecen provenir de la sustancia narcisista de los hรฉroes, de sus interminables variantes que solo engalanan estructuras viejas.
Imagen por rawf8/elements.envato.com
En ese ciclo no virtuoso, los bloques informรกticos parecen escribir ciudades nuevas, formas posibles de dialogar y de intercambiar, praderas binarias desprovistas de cรกmaras omnipresentes. Un relato que, si bien se juega al borde de la lรญnea que nos puede devolver al loop, es a la vez la magnรญfica posibilidad de cambiar al menos una parte de las reglas.
Caminar sobre el sendero imprevisto de esas cadenas -que llevan en su nรบcleo el potencial de liberar donde otras amarraron- constituye en estos tiempos nuevos de viejas tensiones, un verdadero respiro. Asรญ que cada vez que el humo de algรบn incendio pobremente revolucionario, se dibuja en mis narices, me dejo evadir por la peripecia de BTC o de algรบn honroso sucesor. Cada vez que se anuncia la proliferaciรณn del desastre, acudo a la mensajerรญa instantรกnea donde la cultura bitcoiner cultiva su propia y original continuidad del negocio.
Y aun cuando la inevitable realidad de la biologรญa, o la inefable marca de la cultura y de la historia, la alcance y la entrampe, esa bandera libertaria escrita en lenguaje de mรกquina, permanece en un alentador movimiento. Flameando sobre una suerte de caos virtual donde quienes todavรญa se resisten a la esclavitud, encuentran su particular refugio y la singularidad de su agua.
Descargo de responsabilidad:ย los puntos de vista y opiniones expresadas en este artรญculo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.