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Bitcoin podría reemplazar a los cajeros automáticos y las tarjetas de débito.
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Pese a su desarrollo, todavía no reemplaza a gran escala a estos métodos tradicionales.
Siempre tuve la sensación de que quienes no están metidos en el ecosistema de Bitcoin (BTC) y las criptomonedas piensan que se trata de algo lejano, que poco los podría ayudar en la «vida real». Y hasta me da la idea de que sienten desconfianza. No los culpo, es una reacción que se puede considerar común ante una tecnología disruptiva.
Sin embargo, frente a varios inconvenientes menores que tuve en los últimos meses, me encontré a mí mismo diciendo «Bitcoin podría solucionarlo». Creo que esa es la parte que mucha gente se está perdiendo. Bitcoin simplificaría una buena parte de los problemas que suelen surgir con el uso del dinero en la vida cotidiana.
Antes de explayarme, es necesario ser realista y admitir que quizás todavía falte tiempo y desarrollo. Probablemente no estemos preparados aún para algunas de las alternativas de uso de Bitcoin en el día a día.
Pero eso no es impedimento para reflexionar sobre cómo nos beneficiaría para resolver cinco problemas habituales: las colas en los cajeros automáticos; las fallas de estos y las tarjetas con las que operan; los negocios que no cobran con débito; los comerciantes que recargan al consumidor que decide abonar de esta forma; y las caídas de sistema de los procesadores de pagos.
La burocracia de los bancos y sus complicaciones
Hace poco, luego de esperar por un buen rato mi turno para poder utilizarlo, el cajero automático me indicó un error al querer retirar dinero. Concretamente, el problema era que el PIN o clave de mi tarjeta estaba bloqueado. La solución de emergencia fue transferir el dinero a otra cuenta y usar otra tarjeta, aunque esto significó volver a mi casa a buscarla, además de operar con montos muy limitados.
Desde el banco me explicaron que podía «blanquear» esta clave en un cajero automático de Banelco, una red bancaria local. Pero en el interior de la Argentina, más precisamente en la provincia de Entre Ríos, estos no abundan. El más cercano me quedaba a varios kilómetros de distancia, y cuando hice el viaje, ninguno de los dos aparatos disponibles funcionaba. Recién pude hacerlo varios días más tarde y en otra ciudad.
Bitcoin podría solucionar este problema al usarlo para transacciones de compraventa de bienes y servicios. Al ser un sistema monetario descentralizado, no hay ninguna entidad que determine que tu monedero o su clave han expirado ni que debes usar tal o cual aparato para reestablecerlos.
Además, se sortearían las colas interminables y la recurrente inestabilidad de los cajeros automáticos. Estas fallas están casi naturalizadas, pero resulta que al precio de bitcoin (BTC) se lo acusa de «volátil» e «inestable» por mucho menos.
La gran cantidad de nodos de la red Bitcoin —14.690 al momento de redacción de esta nota— hace que la red nunca se caiga, más allá de su congestión. Como mucho, podría haber demoras o un incremento de las tarifas para los mineros, pero sigue funcionando. No obstante, como seguramente se usaría la red de micropagos Lightning Network y no la red principal de Bitcoin, esto tampoco sería un problema.
Ese trámite de ir a retirar el efectivo se acabaría también. El dinero estaría disponible en su totalidad y 24/7 con tan solo acceder a una wallet, sea desde el móvil o desde una computadora.
Claro que, para que esto pueda darse, debería haber una adopción de Bitcoin mucho mayor de la que hay hoy. Si no, ¿de qué serviría tener el dinero tan a la mano si nadie lo acepta?
Hace falta mucha educación también. Porque Bitcoin, como las cuentas bancarias, exige tener y cuidar las claves privadas de un monedero, y este es un punto en el que las confusiones y las estafas abundan. La ventaja de no depender de un banco lleva implícita una gran responsabilidad.
La «cultura del efectivo» en Argentina
En Argentina, el dinero en efectivo es moneda más que corriente para gran parte de la población. Mucha gente está acostumbrada a manejarse con el dinero en mano, como se suele decir, incluso cuando haya otras opciones como pagar con tarjeta de débito o con un QR en el teléfono celular.
Uno no vive aislado de la sociedad y sabe, o cree saber, por qué esto es así. Primero, porque de este modo los negocios tienen la posibilidad de evadir —aunque sea de forma parcial— la enorme carga fiscal a la que se enfrentan. Está mal hacerlo y no hay que hacer apología de ello, pero el dinero en efectivo es un método ideal para las transacciones informales o «en negro».
Además, tampoco es que pagar con tarjeta de débito sea tan sencillo. De hecho, los negocios pequeños suelen no aceptar este tipo de pagos, por cuestiones lógicas de infraestructura.
En comercios más grandes ocurren inconvenientes de otra índole. En lo que va del año, me tocó sufrir caídas generales del sistema o fallos de las terminales de pago en dos negocios, una tienda deportiva y un local de una cadena de hipermercados.
En ambos casos, tuve que pasar a buscar el dinero del cajero para entregarlo en mano al comerciante. Desde luego que estas personas no tienen la culpa, sino que, como yo, fueron víctimas de un sistema que a menudo es ineficaz y no funciona.
Y si tienen la suerte de que el procesador de pagos procese las operaciones, a menudo tienen que afrontar impuestos y comisiones agregados por ese servicio. Es común que este incremento del 10% o 15% se traslade al precio final y lo pague el consumidor, aunque esto no es legal.
Bitcoin como reemplazo del dinero en efectivo y las tarjetas
Por definición, Bitcoin es «dinero en efectivo electrónico de igual a igual», según se detalla en el whitepaper ideado por Satoshi Nakamoto. Con esto, se entiende que oficiar como medio de pago es una de sus premisas originales.
Pero lamentablemente esto solo se pudo concretar en Argentina en los primeros años de vida de Bitcoin, incluso cuando todavía no existía Lightning Network, pero con la red principal con muchas menos fricciones.
Con el paso del tiempo, más cerca del bullrun de 2017, las demoras y las tarifas necesarias para hacer una transacción no justificaban el uso de Bitcoin para micropagos. Salía más cara la correa que el perro, como se suele decir.
Ahora, ya con esta implementación más conocida y utilizada, la adopción masiva todavía está lejana. Si bien hay desconocimiento general del tema en muchas personas, la volatilidad de la criptomoneda también puede jugar en contra de su aceptación en negocios. Los argentinos, con una fuerte cultura de ahorro en monedas estables como el dólar, le huyen a una posible pérdida de poder adquisitivo de su dinero.
A pesar de esto, el mercado muestra que el interés por pagar en bitcoin crece. Así lo demuestra el hecho de que están surgiendo soluciones de la mano de startups argentinas que ofrecen tarjetas de débito Visa o Mastercard para pagar con bitcoin o ether (ETH) en cualquier negocio que acepte estas tarjetas, como ha reportado CriptoNoticias.
En caso de escoger el pago con criptoactivos, la aplicación misma se encarga de transformar el saldo a pesos de manera instantánea para que el comerciante los reciba. Sin dudas, puede ser la puerta de entrada a Bitcoin para muchísima gente, y eso es fundamental.
Las operaciones cara a cara, una mejor alternativa
Sin embargo, estas tarjetas están lejos del ideal bitcoiner. En primer lugar, porque de nuevo se cae en la dependencia no de uno, sino de dos sistemas de procesamiento: el del bróker y el del sistema de pagos.
Además, permiten a los gobiernos conocer lo que cada usuario hace con sus criptomonedas. Por lo tanto, se pierde la posibilidad de operar sin control estatal e incluso se sacrifica la privacidad tan valorada que proporciona Bitcoin.
Frente a esto, las operaciones Peer-to-Peer (P2P o entre pares) representan de manera más fiel estos principios bitcoiners. Por ejemplo, las «criptocuevas» en Argentina son lugares donde se realizan estos intercambios en persona. También hay comunidades muy grandes en redes sociales donde se ofrecen este tipo de servicios.
Está claro que estas opciones conllevan un riesgo y hay que ser cauto al utilizarlas. Pero se acercan mucho más a ese concepto de privacidad y separación dinero-Estado que los usuarios de Bitcoin anhelan.
¿Bitcoin se ganará un lugar en este sistema vetusto?
Hace algunos años, Buenos Aires era una ciudad muy bitcoiner. Todo tipo de negocios aceptaban esta forma de pago, desde Uber hasta Subway y cafés. Lograr que Bitcoin tenga nuevamente una injerencia importante en la vida cotidiana, en los asuntos «reales» de cada día, sería muy positivo y por varios motivos, como se expuso con anterioridad.
Por un lado, el sistema monetario y financiero necesita aires frescos, más libertad y acceso equitativo para todos los habitantes. Además, me es difícil aceptar que en pleno siglo XXI deba pasar a pedirle billetes a un aparato —haciendo largas colas e implorando que funcione— para llevárselos a otra persona. Me siento un cadete trabajando ad honorem cada vez que lo hago.
Nuestro tiempo vale mucho más que eso. Los bitcoiners lo entendemos y, al menos desde estas líneas, seguiremos abogando para que sus ventajas se popularicen y materialicen en los próximos años.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.