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Según informes, en Rusia solo se habla del “plan de Putin para derrotar al dólar”.
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Se espera que uno de los pilares del llamado colapso del dólar sea el sistema de pago de los BRICS.
Dmitri Medvedev, el vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, planteó una visión desafiante sobre la política exterior de su país, afirmando que el gobierno de esa nación debe esforzarse por debilitar a Occidente hasta el colapso de Estados Unidos o, al menos, establecer un contrapeso similar al que existió durante la era de la Unión Soviética.
Es de recordar que la era de la Unión Soviética, que abarcó desde 1922 hasta 1991, estuvo marcada por una serie de acontecimientos políticos, económicos y sociales que tuvieron un impacto profundo, tanto en el ámbito interno de los países soviéticos como en la dinámica internacional.
Después de la Segunda Guerra Mundial en 1945, la Unión Soviética emergió como una de las dos superpotencias mundiales, en competencia directa con Estados Unidos. El mundo se dividió en bloques, lo que llevó a una serie de conflictos proxy, como en Corea y Vietnam, y a la carrera armamentista nuclear.
Así que Medvedev, quien fue presidente de Rusia desde 2008 a 2012, ahora cree que se repetirá la historia y se creará un nuevo bloque de países que emergerá como superpotencia. Con ello deja claro que el bloque de países que ahora conforman la alianza BRICS desempeñen un nuevo rol en la dinámica geopolítica mundial. La organización que nació en 2006 con Brasil, Rusia, China y la India, integró a Sudáfrica en 2011 y al inicio de este año incluyó a otros cuatro miembros: Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía.
Ahora el grupo estudia el ingreso de 15 países en calidad de socios. Entre ellos destaca Arabia Saudita, lo cual podría resultar en una alianza más sólida y diversificada, con mayor capacidad para influir en la economía global y en temas políticos y energéticos, beneficiando a todos sus países miembros.
En todo caso, Medvedev enfatiza que la auténtica estrategia de Rusia hacia las naciones occidentales no debería consistir en forjar alianzas, sino en fomentar la desunión y separación con el mundo occidental.
«Solo entonces los representantes occidentales dejarán de ser hostiles a Moscú», señaló Medvedev, alegando que este resentimiento se originaba en la impotencia y no en convicciones genuinas. En su análisis, el político destacó que, a pesar de los cambios históricos, las metas de Rusia se han mantenido inalteradas: «busca el debilitamiento y la humillación de Occidente».
Medvedev también subrayó la relevancia de Estados Unidos en este contexto, sugiriendo que su hegemonía mundial contribuye a la causa de Rusia. «El único plan viable es considerar la caída de Estados Unidos o, al menos, la creación de un contrapeso a su poder», puntualizó, refiriéndose a las organizaciones contemporáneas como la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y BRICS.
El señalamiento de Medvedev responde a las sanciones económicas impuestas a Rusia por parte de Estados Unidos y Europa. Esto, con el objetivo de frenar la guerra de Ucrania y presionar a las instituciones financieras que mantienen relación con el gobierno ruso.
Mientras tanto, en Estados Unidos, los académicos analizan la guerra de Rusia contra Ucrania destacando la idea de que Estados Unidos debería asegurar un apoyo financiero a Ucrania mediante la confiscación de activos rusos. Creen que es importante establecer un precedente moral y legal, señalando que las naciones agresoras deben compensar el daño causado.
Apuntan que las sanciones, como la confiscación de activos rusos, busca «proteger» la ayuda a Ucrania de posibles cambios políticos en EE. UU., especialmente ante la posibilidad de que Donald Trump sea electo en 2024.
Adicionalmente, estos analistas estadounidenses ven que la confiscación de activos rusos podría socavar el sistema legal internacional, generar represalias de Rusia que amplifiquen conflictos y complicar futuras negociaciones de paz. Creen que el uso de estos activos como palanca en negociaciones podría eliminar la motivación de Rusia para llegar a futuros acuerdos, lo que complicaría la búsqueda de soluciones diplomáticas.
La desdolarización ¿el arma de Rusia para colapsar a Estados Unidos?
La declaración de Medvedev es compartida hoy por la agencia de noticias estatal TASS el mismo día en el que inicia la Cumbre de los BRICS, la cual promete ser trascendental por la amplia gama de temas que se discutirán, como el desarrollo económico, la cooperación interna y las cuestiones fundamentales relacionadas con el posible surgimiento de un nuevo orden mundial, en el que la desdolarización juega un rol importante.
También en la cumbre que tiene lugar en Rusia, se discutirá el desarrollo de mecanismos de pagos mutuos entre de los BRICS, que es bastante importante. Se trata de un sistema de pago que algunos analistas consideran como «el último clavo en el ataúd del dólar».
Una publicación reciente del medio inglés The Economist menciona la desdolarización que impulsa Rusia junto con China. Se debe principalmente por la centralidad del dólar que proporciona lo que Henry Farrell y Abraham Newman, dos académicos, llaman efectos de “panóptico” y “punto de estrangulamiento”.
Según los economistas, como casi todos los bancos que realizan transacciones en dólares tienen que hacerlo a través de un banco corresponsal en Estados Unidos, este puede monitorear los flujos en busca de indicios de financiamiento al terrorismo y evasión de sanciones. Eso proporciona a los líderes estadounidenses una enorme palanca de poder, que han estado ansiosos por utilizar como alternativa a ir a la guerra.
En ese sentido, la dominación del sistema financiero estadounidense, que se basa en la fortaleza del dólar y su aceptación global, ha llevado a muchos países a replantearse su dependencia de él. Así que ahora Putin pretende aprovechar esta insatisfacción al fomentar alternativas a través de los BRICS, que ya ha discutido la creación de una agencia de calificación crediticia o opciones similares al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Después de todo, puede que los BRICS terminen moviendo transacciones importantes fuera del alcance de Estados Unidos. En ese sentido puede que asome un nuevo Bretton Woods, como lo ha sugerido el mismo presidente de Rusia, Vladimir Putin.