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La adopción de tecnologías digitales sería positiva a largo plazo, según el BCE.
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La digitalización está transformando patrones de consumo y modelos de negocios.
«La revolución de la digitalización está virtualmente en todas partes y está transformando todas las economías». A esta conclusión llegó el Banco Central Europeo (BCE) en su más reciente boletín económico, en el que hace mención a nuevos patrones de consumo y modelos de negocios.
Enmarcado en las consecuencias que ha dejado la crisis sanitaria por COVID-19, el boletín hace un repaso por la aceleración en el uso de las tecnologías digitales y cómo estas afectan variables para la política monetaria. La institución considera que la nueva realidad tiene impacto en la generación o pérdida de empleos, la productividad y la inflación.
Para manejar un escenario no previsto como este, el BCE no descarta tomar medidas que permitan retomar el crecimiento económico en el continente. Adoptar tecnologías digitales para trabajos remotos o nuevos servicios financieros, por ejemplo, son considerados como retos, pero también como oportunidades de «convergencia».
«Puede que sea necesario adaptar las políticas estructurales, por ejemplo, las relativas a los mercados de trabajo, de productos y financieros, con el fin de aprovechar plenamente los beneficios potenciales de las tecnologías digitales mientras se preserva el crecimiento inclusivo», resaltó el BCE en el documento divulgado este 7 de enero.
La digitalización jugaría un rol significativo en la recuperación de la economía europea. Las proyecciones de los economistas prevén un aumento del 3,9% del Producto Interno Bruto (PIB) para el 2021 y del 4,2% para el 2022. Los investigadores del BCE señalaron que, aunque la COVID-19 ha incidido negativamente en la productividad, el impulso para la adopción de tecnologías digitales podría ser positivo a largo plazo.
Digitalización por retos de la pandemia
El boletín del BCE hace referencia a una encuesta realizada a 72 empresas no financieras del sector industrial y de servicios. Las compañías fueron consultadas sobre cuáles serían los principales efectos a largo plazo derivados de la pandemia.
El aumento del teletrabajo y la aceleración de la digitalización fueron los efectos más mencionados por los participantes. Sin embargo, también resaltaron otros aspectos como un incremento en las ventas virtuales, más comercio electrónico y más reuniones virtuales.
Los cambios son analizados de cerca por la institución debido a que se trata de elementos que influyen en las posibles decisiones que tome el banco central a nivel macroeconómico. El impacto de la digitalización podría incluso acelerar la creación de nuevos métodos de pago o el desarrollo de mecanismo alternos como las monedas digitales, lo que afectaría otras estructuras ya establecidas.
«Algunos de los principales efectos de la digitalización relevantes para la política monetaria están relacionados con la producción y la productividad, los mercados de trabajo, los salarios y los precios. El impacto de la digitalización en la economía depende de la estructura económica nacional y de las políticas económicas, las instituciones y la gobernanza», añadió el boletín.
Junto con lo anterior, el BCE resaltó que la digitalización puede afectar la estructura de los mercados y a la competencia, lo que podría impactar en la innovación y en el papel que juegan los activos intangibles.
CriptoNoticias informó en diciembre que el BCE había emitido medio billón de euros para intentar paliar la situación económica. Mientras esto ocurría, miles de millones de dólares institucionales llegaron a bitcoin (BTC) como una forma de resguardo ante un potencial aumento de la inflación.