Víctor Escudero Rubio, ingeniero informático y experto en ciberseguridad, es el autor del capítulo dedicado al software libre y al código abierto en el mundo de las blockchains en el libro “Blockchain: la revolución industrial de internet”, el primer volumen escrito en español dedicado a esta tecnología y que se ha convertido en uno de los más vendidos de Amazon España. Escudero fue una de las primeras personas en interesarse por Bitcoin en España. Incluso, recibió lecciones del mismísimo Ryan Fugger, el creador de Ripple, cuatro años antes de que Satoshi Nakamoto publicase el famoso paper donde empezó todo.
Su contacto con el canadiense se produjo en una época en la que los intereses de ambos coincidían en la necesidad de buscar soluciones para descentralizar el dinero en favor de las personas y de las pequeñas comunidades locales. Finalmente, Ripple evolucionó y en la actualidad se dedica a satisfacer las necesidades del sector financiero.
Sobre el papel que blockchain jugará en el futuro, Escudero subraya que aunque tiene unas propiedades interesantísimas, “no es la panacea y no debemos intentar utilizar blockchain para resolver todo tipo de problemas para los que claramente no está pensada”. Escudero, que trabaja en la actualidad como arquitecto de seguridad de Necsia para una importante entidad bancaria, es un investigador incansable de Bitcoin y participa activamente en la difusión del conocimiento sobre protocolos basados en las blockchains, lo que le convierte en un reputado experto de la tecnología de bloques.
Usted debe ser una de las primeras personas que se interesó por Bitcoin en España. ¿Cuéntenos cómo conoció Bitcoin y qué razones le impulsaron a utilizarlo?
Supe de Bitcoin a los pocos meses de su nacimiento, sin embargo no empecé a utilizarlo con regularidad hasta el 2010.
Cuando por fin conocí Bitcoin, me encantó. Sin embargo, he de decir que al principio no le presté la suficiente atención. Fue curioso, porque en un breve periodo de tiempo, hasta tres personas distintas me alertaron sobre su existencia, por lo que no tuve más remedio que investigar.
La primera noticia que tuve me llegó través de un amigo igual de apasionado que yo por el software libre. Él me habló de un nuevo proyecto de código abierto que había decidido utilizar una licencia del MIT. La segunda fue a través de un compañero que me habló de un proyecto que estaba haciendo un “japonés” utilizando criptografía de curva elíptica. Y la tercera noticia que tuve de Bitcoin me vino por un compañero que se dedicaba al trading en mercados de divisas (Forex), al mencionarme que alguien había creado una nueva moneda virtual.
No podía ser casualidad que en tan corto plazo de tiempo, tres personas con intereses tan diversos me hubiesen mencionado Bitcoin y yo ni siquiera supiese de qué estaban hablando. Así que me puse a indagar y por fin di con el famoso paper que Satoshi había escrito meses atrás describiendo Bitcoin. Lo leí, lo volví a releer y por más que lo revisaba no salía de mi asombro, pues no podía entender como a nadie se le había ocurrido antes una solución tan elegante, potente y sencilla a la vez. Me pasé seis meses investigando y leyendo todo lo que pasaba por mis manos sobre Bitcoin, hasta que me sentí lo suficientemente preparado como para empezar a experimentar con ella. Desde aquel momento no sólo no he parado de utilizarlo, sino que desde entonces he intentado darlo a conocer a todas las personas que han mostrado algún tipo de interés.
¿Qué opinión le merece Ripple, cómo ha evolucionado y desde cuando lo conoce?
Ripple me encantó desde el primer momento, pues creo que se adaptaba mucho mejor a la realidad de cómo funcionan los intercambios en el “mundo real” que, incluso, bitcoin. Me enteré de la existencia de Ripple en 2004, pero no lo presté la más mínima atención hasta el año siguiente, cuando de nuevo volví a leer sobre ello y un canadiense me echó una mano para comenzar a utilizarlo. Este chico joven que también utilizaba PGP como yo, resultó ser Ryan Fugger, el creador de Ripple, aunque eso sólo lo supe mucho tiempo después. Por entonces yo estaba interesado en encontrar soluciones que pudieran utilizarse en pequeñas comunidades locales para el intercambio de bienes o servicios, al estilo de monedas sociales, bancos de tiempo o sistemas de crédito basados en cadenas de favores, por entonces aún no se hablaba de la economía colaborativa.
La verdad es que ese Ripple original era apasionante, pero su uso era muy minoritario. Hay que recordar que Bitcoin nació unos cinco años después, así que Ripple no era muy funcional y yo me limité más a leer sobre su funcionamiento que a utilizarlo. Tiempo después, cuando la nueva empresa Ripple Labs compró los derechos a su creador inicial, volví a retomar Ripple, pero nunca fue igual, pues en la nueva implementación habían creado una nueva moneda preminada (XRP), que distorsionaba completamente el uso que yo auguraba a Ripple.
El nuevo Ripple se creó con la idea de satisfacer las necesidades del sector financiero, pero no tanto las necesidades de los usuarios comunes y corrientes. Conceptualmente, Ripple como protocolo me parece genial, pero la implementación que se ha hecho no es muy buena. Adicionalmente, su moneda XRP, a pesar del gran valor que ha alcanzado, no me merece el más mínimo interés, pues entre otras muchas características negativas, el hecho de que haya sido preminada y esté bajo control directo de una compañía para mí la invalida completamente frente a decenas de otras muchas criptomonedas.
¿Cómo imagina un futuro en el que las blockchains públicas tengan un lugar importante en el funcionamiento de la economía global, tal como lo tiene internet en la actualidad?
Estoy convencido de que las blockchains públicas tendrán un papel muy relevante en el futuro, especialmente formando parte de la infraestructura básica sobre la que se construirán otras muchas soluciones encima. A menudo se dice que las blockchains públicas podrían cumplir con un papel similar al que el protocolo TCP/IP ha tenido para el desarrollo de Internet. A mi, sinceramente, me gustaría creerlo, pero siendo sincero, si bien pienso que la tecnología blockchain tendrá un lugar preeminente en un futuro, no creo que llegue a ser tan ubicuo y relevante como lo es hoy en día TCP/IP. Blockchain tiene unas propiedades interesantísimas, pero no es la panacea y no debemos intentar utilizar blockchain para resolver todo tipo de problemas para los que claramente no está pensada.
¿Qué cree que pasará con el precio de bitcoin y las otras altcoins? ¿Llegará el precio de bitcoin a los 10.000 dólares?
No me gusta pronunciarme con respecto al precio de bitcoin ni ninguna otra altcoin, pues al hacerlo creo que se desvía la atención hacia la vertiente más especulativa de las criptomonedas, en lugar de centrar la atención en la parte verdaderamente importante, que es aquella que les confiere su valía y que no es otra que las propiedades derivadas de la tecnología de cadena de bloques.
A pesar de todo, confío que aunque muchas personas se sienta inicialmente atraídas por la posibilidad de ganar dinero especulando con unas u otras criptomonedas, una vez entiendan cómo funcionan y las ventajas de éstas frente a cualquier otro tipo de activo conocido, se enamoren de la tecnología que las hace posible. ¿Qué si puede un bitcoin llegar a 10.000 euros? Por qué no, muy mal tienen que ir las cosas para que no múltiple su precio actual por tan sólo cinco en unos años. Algunas personas de las que se lo comenté cuando yo hice mi primera apuesta por bitcoin, cuando 1 btc apenas alcanzaba los 25 centavos de dólar, se quedaron atónitos cuando les dije que en un plazo de 3 ó 5 años tendría un 50% de probabilidad de perder toda mi pequeña inversión y 50% de ganar más de 20 veces lo invertido. Así que siendo un riesgo tan asimétrico, lo absurdo hubiese sido no querer probar. Resultó que mis cálculos fueron muy conservadores.