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Rafael fue despedido de su trabajo e invirtió su liquidación en bitcoin.
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La voraz hiperinflación de Venezuela lo motivó a cambiar los devaluados bolívares por BTC.
Los avances de la tecnología, la impredecible geopolítica internacional y las fluctuaciones de la economía global, son temas de análisis en el día a día de Rafael, un ingeniero venezolano retirado de 71 años, quien decidió convertirse en bitcoiner.
El especialista en topografía confiesa que bitcoin es disruptivo y que ofrece nuevas oportunidades para quienes, como él, se mantienen en Venezuela, un país azotado por la hiperinflación, la crisis política y social. Rafael se desmarca de su edad como un obstáculo para no seguir aprendiendo y comenzar nuevos proyectos. Bitcoin es uno de ellos.
“Me hice bitcoiner a los 71 años porque necesitaba mantener resguardado mi dinero contra la inflación y la constante devaluación del bolívar. Durante los últimos 18 años trabajé para una empresa de la que fui despedido hace más de dos meses. Una parte importante de lo que me dieron de liquidación lo invertí en criptomonedas”, explicó el habitante del estado Zulia, la región más golpeada por la situación del país petrolero.
El equivalente a unos 900 dólares estadounidenses fue el monto destinado para la compra de sus primeros satoshis. Para las operaciones, Rafael confió los fondos a su hijo mayor, el único de cuatro hermanos que aún permanece en el país y quien también se hizo bitcoiner, aunque unos años antes.
“Aparté el monto que quería comprar en bitcoins y dejé en el banco una parte en bolívares para comprar comida, medicinas y pagar consultas médicas. Al principio intenté comprar dólares en efectivo, pero fue muy difícil hallar a alguien que vendiera más de 100. Estaba apurado por salir de los bolívares porque se estaban devaluando. Fue entonces que mi hijo me recomendó de nuevo que comprara bitcoins en LocalBitcoins”, señaló Rafael.
Satoshis en el monedero
Las dos primeras compras las efectuaron la tarde del nueve de junio por un monto de 1 millón 130 mil bolívares, a razón de 630.000 por la primera y 500.000 por la segunda. Ese día bitcoin cotizaba en 7.671,63 dólares estadounidenses y su precio en bolívares fluctuaba entre los 51.850.000 y los 51.900.000, lo que se tradujo en dos recepciones por 0.01213358 BTC y 0.00964357 BTC. Hoy, 27 de agosto, su cotización en bolívares es de unos 193.000.000 millones.
Durante los próximos nueve días las compras se mantuvieron hasta totalizar 11. El 18 de junio se completó el monto dispuesto en bolívares para la adquisición de los BTC. Seguidamente, los satoshis fueron retirados de la plataforma de intercambio y dispuestos en un monedero frío.
El mismo día que Rafael finalizó sus compras se efectuó un importante anuncio en el ecosistema de las criptomonedas que favoreció, tres días después, la subida de bitcoin a más de USD 10.000. Se trató de la esperada publicación del libro blanco de libra, la criptomoneda de Facebook.
Una semana después bitcoin alcanzó un pico de 13.692 dólares, para luego mantenerse en la banda de los 10.000 y 12.000 dólares. Esta revalorización de bitcoin dejó una reflexión en el nuevo bitcoiner, quien destacó lo importante que es mantenerse informado sobre lo que ocurre en el mundo de la tecnología, las criptomonedas, la economía y hasta la política.
“Las noticias viajan en segundos a todo el mundo. Cuando se trata de finanzas hay que estar al tanto de lo que ocurre porque un anuncio como ese pudo influir en la subida de bitcoin. Por otro lado, ¿qué hubiese pasado si en vez de la noticia de Facebook se hubiese difundido un hackeo a una casa de cambio de criptomonedas? Eso sin duda tumbaría el precio de los criptoactivos”, puntualizó el ingeniero.
Diversificar inversión
Aunque el nuevo inversionista está de acuerdo con la filosofía de Bitcoin de establecer una nueva configuración financiera global, no coloca todos los huevos en la misma canasta como reza el viejo refrán de los economistas. Rafael es de los que cree que mientras más diversificado sea el portafolio de inversión, mucho mejor. Tanto cree en esta premisa que hasta se ha interesado por el petro, la criptomoneda estatal venezolana anunciada en diciembre de 2017 por Nicolás Maduro.
“Tengo petros, pero no hay mucha utilidad en ellos. A lo mejor más adelante los cambio por bitcoins u otra criptomoneda. También es importante contar con dólares en efectivo y comprar bienes raíces, entre quienes lo puedan hacer. Cada inversión es distinta y hay que hacerle seguimiento para tratar de no perder dinero, algo que a la larga podría ocurrir en mayor o menor medida”.
El caso de Rafael desmonta el mito de que las personas de la tercera edad no deberían invertir en criptomonedas ya que, para muchos, se trata de un instrumento de inversión a largo plazo.
“Los motivos que tenga cada persona para invertir son diferentes, pueden cambiar de acuerdo al país, a las expectativas de ganancias o tiempo de espera de cada quien. No es lo mismo invertir en oro o monedas nacionales, por ejemplo, que en materias primas, cada activo se comporta de forma diferente. En mi caso se trata de mantener el valor de los fondos debido a la profunda crisis que vive el país. A mí me ha funcionado, pero tal vez a otras personas no tanto”, puntualizó el ingeniero.
El profesional asegura que seguirá comprando bitcoins en el futuro porque cada vez tienen más utilidad, al igual que otras criptomonedas que ya son aceptadas en diferentes comercios de Venezuela.
Mientras el futuro llega para Rafael, aprovecha el tiempo para conocer qué dicen los analistas sobre los precios de BTC para los próximos años. “Dicen que llegará a 100.000 dólares o a 1 millón, no se sabe. Lo cierto es que aún no leo al primero que diga que bitcoin va a regresar a cero”.