En el marco de la Blockchain Summit Chile 2018, CriptoNoticias tuvo la oportunidad de conversar con Albi Rodríguez Jaramillo, abogado venezolano radicado en Perú y que visitó la conferencia para participar en el panel de abogados junto a Andrés Jara, de Alster Legal (Chile), Daniel Villarroel, de Buda (Colombia), y Luiz di Sessa, de CesconBarrieu (Brasil).
Saludos, Albi. Comenta a los lectores de CriptoNoticias acerca de ti y la iniciativa LegalBlock.
Soy abogado, venezolano, cofundador de LegalBlock, una comunidad descentralizada donde ya somos 300 abogados distribuidos alrededor del mundo en más de 35 jurisdicciones con el interés de discutir y analizar los temás relacionados a regulaciones de blockchain y la utilización de la tecnología. La idea de la comunidad es generar sabiduría colectiva con aportes de diferentes puntos de vista.
LegalBlock es una comunidad abierta donde sus integrantes no son exclusivamente abogados, también tenemos desarrolladores. Básicamente hay tres tópicos primarios en los que trabajamos: el primero es sobre los marcos regulatorios globales, como los surgidos en Estonia y Gibraltar durante el año 2017, que de alguna manera buscan favorecer esta nueva realidad de los criptoactivos, tratando de entenderlo de la mano de personas de esas jurisdicciones que están familiariazadas con ese proceso.
Luego, tenemos otro tópico importante que es el de protocolos de autorregulación, puesto que no podemos pretender que una sola jurisdicción sea «el policía del mundo», eso es imposible. La única forma de tener regulación necesaria en materia de transparencia y seguridad para evitar el lavado de activos y para evitar el financiamiento del terrorismo es que existan protocolos que permitan cumplir con eso y que los reguladores locales entiendan que la tecnología puede ayudarnos más allá de aplicar manualmente la ley. Por eso, estamos trabajando con la gente de Zeppelin acerca de un protocolo llamado TPL, un layer sobre Ethereum que permite que se verifiquen las condiciones regulatorias locales de cada legislación, asentando esto en un conjunto de reglas basadas en contratos inteligentes, tratando de mezclar la labor regulatoria con blockchain.
El tercer punto, tiene que ver con plataformas de uso del ámbito legal basadas en blockchain. Por ejemplo, las plataformas de identidad, plataformas de elaboración de contratos legales inteligentes, como OpenLaw. Cada tópico genera actividades y reuniones donde participamos más de 60 personas en torno a esta labor.
Muy a la vanguardia de lo que se necesita en términos de regulación #blockchain y aproximación a las autoridades: @legal_block @BudaPuntoCom @alsterlegal @CesconBarrieu. Felicidades por su conferencia! #BSLChile2018 #Blockchain https://t.co/1ziC3lcK8u
— Luis Esparragoza (@CriptoLuis) 9 de mayo de 2018
¿Cuáles serían los retos regulatorios propios en Latinoamérica?
Nosotros tenemos un problema y es que tenemos un derecho civil codificado legalmente a nivel continental, a diferencia de los países del common law, donde la jurisprudencia y la interpretación dela ley puede ser progresiva. El Reino Unido, Australia, Estados Unidos manejan un sistema de interpretación del derecho donde la ley es evaluada de acuerdo a los circunstancias que cambian, posibilitando la evolución de la ley día tras día.
Nuestros países que vienen de la cultura del derecho romano, del código napoleónico, que tienen Francia, España, Italia y toda Latinoamérica, tienen sistemas codificados. Eso nos pone una pared un poco más difícil de derribar a la hora de atacar la innovación, puesto que aquí el regulador solo sabe cumplir normas, él no es un analista, él no está pensando en cómo adaptarse o como flexibilizarse, más allá de que nuestras regulaciones financieras sí tienen reglas que buscan ser de alguna forma flexibles a nivel, por ejemplo, de lo que se pide a la banca.
Entonces, el reto mayor es que nuestros reguladores entiendan que el evento tecnológico y de la innovación demanda de un entendimiento de estas herramientas. Hay que tender los puentes, hay que hablar de esto, explicarles los fundamentos básicos a nuestros reguladores.
En segundo lugar, deben tener gente dentro de su equipo que entiendan la tecnología, que los asistan y les den confianza. En tercer lugar, entender que no todo se soluciona con una ley. Primero hay que entender el fenómeno y es lo que han hecho las jurisdicciones en cuanto a no precipitarse en el establecimiento de una norma inmediata, ad hoc, sino más bien ver cómo va a evolucionar el sistema porque luego esa norma legal puede ser una camisa de fuerza, en vez de ser un buen remedio puede ser peor que la enfermedad.
LegalBlock y sus proyectos aliados se dedican a tender puentes entre los proyectos blockchain, reguladores y la comunidad legal en general, pero quizá más allá de ese paso que es necesario para regular todos los temas que engloba blockchain ¿Cuál crees que pueda ser el aporte de blockchain para administrar justicia en el mundo y para optimizar los procesos judiciales y legislativos a nivel de cosas como votaciones públicas, resolución de conflictos, etc.?
Esos tópicos no los prefabricamos nosotros, esos tópicos nacieron de la comunidad. Sus miembros dijeron por dónde vamos a comenzar. Actualmente estamos trabajando con Democracy Earth, un proyecto super potente acerca de democracia líquida y sistemas de voto con contratos inteligentes para poder delegar en un momento determinado el voto. Si yo quiero votar por una decisión pero no tengo el conocimiento, pero conozco a alguien que sí, yo puedo delegarle el voto. Estos temas y ejemplos que surgen en el mundo también están siendo discutidos en la comunidad.
En materia de resolución de disputas y funcionamiento de gobiernos hay también un montón de cosas aproximándose. Está la gente de Kleros, un proyecto que plantea el arbitraje acudiendo exclusivamente a contratos inteligentes y arbitros que cuentan con incentivos interesantes.
Esos modelos nos invitan a pensar qué hay que cambiar de nuestra mentalidad, porque los abogados estamos enseñados también a pensar que tenemos todas las respuestas, pero no es así.
¿Crees que haya un código legal universal para aplicar a blockchain en ese sentido? ¿Crees que estos códigos sean adaptables a la idiosincracia de cada país?
La tecnología es sumamente joven aún. Por ejemplo, en el mundo, independientemente de los códigos, todos manejamos la resolución de conflictos alternativa bajo una norma estándar que la proporciona la ONU para el mundo legal. Pero eso aún sigue siendo muy costoso en el sentido transaccional para atender los casos menores. El 80 o 90% de los casos que hay de disputas no son aquellas en la que las trasnacionales pelean por cientos de millones; son las pequeñas disputas sobre cuando te hacen un doble cargo en un servicio, o cuando no te dan garantías de consumo, y ahí sí hay la posibilidad de estandarizar con contratos inteligentes y generar soluciones, y hay varios proyectos en eso.
Ahora, estamos en una etapa temprana. La invitación es a romper el miedo de la comunidad legal y acercarse a este mundo que solemos ver como algo lejano. Lo cierto es que hay un antes y un después del nacimiento de blockchain, porque hay una posibilidad de transferir valor en vez de transferir información. En esa transacción nosotros somos los que tenemos que adaptarnos y ayudar a que ese proceso se cumpla con la menor fricción posible y en cumplimiento de las normas de orden público, evitar que la tecnología sea utilizada para mal, entonces tenemos una responsabilidad grande como abogados.
Siempre ha existido la situación de que la tecnología en general destruye puestos de trabajo ¿Qué crees que suceda en el caso de los abogados? ¿Hasta donde llega su participación en este ámbito de herramientas y protocolos tecnológicos inteligentes?
Cuando me toca hablar en temas de evangelización de blockchain, siempre hago una aclaratoria a la gente y es que hay ciertos registros históricos que dicen que cuando Colón llegó en sus carabelas a América, los indios negaron la identificación de esas barcas con esas características, porque sencillamente las poblaciones aborígenes no tenían un constructo mental, ya que tenían unas características totalmente diferente a lo que conocían. Si tenemos la aproximación y la disposición de salirse de los constructos preexistentes y trato de comprender algo, ahí se abren todas las posibilidades.
La comunidad legal no va a dejar de existir porque el machine learning, parte de la Inteligencia Artificial, demanda a alguien que tome las decisiones, porque sencillamente la instrumentación de los contratos inteligentes, que solo son códigos legalmente vinculables en una jurisdicción, demande abogados que intervengan en eso. Lo que sucede es que vamos a tener un tipo de profesión distinta.
Los sistemas de gobernanza que van a haber en las blockchains privadas y que demandan que hayan los incentivos para que una red de empresa funcione eficientemente, cuando no tienen confianza porque ha que compartir información sin reglas acordadas, surge una negociación que va a implicar abogados especializados. Vamos a tener nuevos empleos, nuevos perfiles de trabajo, vamos a tener actividades mucho más ricas a nivel intelectual y diferentes a como las percibimos hoy.
Va a haber una alta reducción entre los abogados que no sumen valor, esos van a desaparecer, pero cuando este da un valor agregado formalmente tanto para el negocio, el desarrollador y la comunidad, ese abogado va a permanecer y jugará un rol relevante con su visión de fundamentos legales.
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