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Los contratos inteligentes serán parte importante de la mayoría de los negocios del futuro
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Algunos países y gobiernos han comenzado a darle estatus legal a estos contratos
Los contratos inteligentes (smart contracts) son acuerdos, escritos en código de programación informática, que ejecutan automáticamente determinadas tareas cuando se cumplen ciertas condiciones preestablecidas entre participantes de una red.
Nick Szabo, un científico informático y criptógrafo estadounidense, fue el primero en introducir el término en la última década del siglo pasado. De esta forma se convierte en el padre de los contratos inteligentes, un término que definió claramente en un glosario que escribió en 1995:
Contrato inteligente: un conjunto de promesas, incluidos los protocolos dentro de los cuales las partes cumplen otras promesas. Los protocolos generalmente se implementan con programas en una red informática o en otras formas de electrónica digital, por lo que estos contratos son “más inteligentes” que sus antecesores en papel. El uso de inteligencia artificial no está implicado.
Nick Szabo
Dos años después, en 1997, Szabo presentó un documento mucho más detallado explicando los Smart Contracts. El concepto fue desarrollado por el científico con el objetivo de llegar a lo que él llamó las prácticas “altamente evolucionadas” del derecho contractual, y el diseño de protocolos de comercio electrónico entre desconocidos en Internet. Sin embargo la tecnología de ese momento no permitía resolver una serie de inconvenientes relacionados con la programación de contratos legales a través de un software, y por ello la idea se quedó a la espera de un futuro mejor.
Lo que Szabo estableció como inexistente en 1995, en 2009 (casi 15 años después) se hizo realidad con la aparición de Bitcoin y su tecnología, la cadena de bloques (blockchain). Posteriormente, estos contratos comenzaron a ganar mayor nivel de popularidad con el nacimiento de Ethereum, una plataforma de criptoactivos cuyas características técnicas permitieron superar algunas de las limitaciones de la emisión de contratos inteligentes en Bitcoin, aunque ya algunos proyectos se enfocan en desarrollar contratos en esa red, como Particl y Rootstock (RSK).
Debido al alto interés que generan estos contratos, varias plataformas de blockchain han estado experimentando con el desarrollo de contratos inteligentes. Waves los incluyó en septiembre de este año como parte de las ofertas para la creación de cuentas en su red principal, mientras Hyperledger Fabric de IBM hizo un anuncio semejante en octubre.
¿Cómo funcionan?
Los contratos inteligentes son programas que contemplan órdenes por procesar, ejecutadas dentro del libro mayor distribuido, constituyendo una especie de compromiso donde las partes involucradas acuerdan proporcionar un activo si se cumplen ciertas condiciones. Esta información se almacena en la cadena de bloques, a través de direcciones específicas asociadas a cada operación originalmente programada.
Una vez alojada esta información en el libro contable distribuido, y una vez se cumplen las condiciones preestablecidas en el contrato, se ejecutan los códigos de operación y los activos involucrados en el proceso son liberados y entregados a las partes interesadas.
Se considera que los contratos inteligentes serán parte importante de los negocios del futuro, por lo que cada vez llaman más la atención de empresas dentro varias industrias, entre las que destacan desde las vinculadas al sector bancario y financiero hasta organizaciones gubernamentales, las cuales tratan de aprovechar las posibilidades de este desarrollo tecnológico para ser aplicados en sus procesos.
Servicios financieros y bancarios
Dentro del sector bancario y financiero los contratos inteligentes han comenzado a tener muchos usos, pudiendo ser utilizados en el establecimiento de hipotecas, bonos, pagos y liquidaciones y reclamos de seguros, entre otros. En ese sentido, ya se encuentran en desarrollo por parte de importantes instituciones como BNP Paribas, Deutsche Bank o Credit Suisse.
Para entender las aplicaciones en esta área, es importante considerar las principales ventajas que se adjudican a los contratos inteligentes, entre las cuales destacan la posibilidad de automatizar operaciones repetitivas, y la eliminación de los intermediarios y terceros que participen de posibles disputas entre pares.
Con todo esto es posible que se diseñen contratos inteligentes para la gestión de los pagos de una hipoteca, permitiendo que las reglas y condiciones del contrato sean establecidos por las partes involucradas.
De esta forma los contratos ayudan a eliminar los procesos tradicionales de tasación y documentación, reduciendo el tiempo invertido en contactar con las entidades para verificar la situación del solicitante y los datos del inmueble, así como en los procesos relacionados con la transmisión del título de propiedad.
Asimismo, también es posible acelerar la tramitación de siniestros en los seguros de salud, vehículos, hogar y viajes, por ejemplo, con menos formularios y la menor necesidad de interacción entre reclamantes y aseguradoras. En este caso, el sistema reuniría en una misma infraestructura abierta a todos los participantes en la cadena de suministro del seguro: consumidores, aseguradoras, tramitadores de siniestros e intermediarios.
Este tipo de experiencias prácticas, aunque son una realidad para la banca también involucran importantes retos regulatorios, operativos y culturales para entidades financieras, supervisores, reguladores, responsables jurídicos de las organizaciones y jueces. Tal como lo expresa Alicia Pertusa, responsable de Estrategia y Transformación Digital en Banca de Inversión de BBVA, quien, en un artículo publicado en el blog del banco español, hace referencia a las dificultades de unir dos mundos: el tecnológico y el legal.
A pesar de ello, un estudio publicado por la consultora Capgemini el año pasado, predice que en un período aproximado de tres años, gran parte de los contratos que se firmen en la industria de los servicios financieros y de los seguros se ejecutarán con tecnología blockchain. Alega que, debido a sus ventajas, los contratos inteligentes permitirán reducir los costos y las demandas por servicios administrativos y aumentarán la eficiencia en los procesos de toda la cadena. Para el consumidor, podrían suponer un ahorro de 500 dólares al año en comisiones bancarias y de seguros.
Mercados predictivos
Los mercados predictivos son otro caso de uso donde los procesos se ven beneficiados por los contratos inteligentes. Entre las plataformas que se ocupan de esta actividad destacan los mercados predictivos de Augur y Gnosis.
Se trata de ideas o circunstancias sobre las cuales se quiere pronosticar el resultado futuro, como, por ejemplo, las cotizaciones en el mercado de activos, el resultado de un partido de fútbol o de una campaña electoral, o incluso los precios en una subasta, entre otros. En estas situaciones, los participantes son incentivados a participar en las predicciones y cuando estas son acertadas, son recompensados de acuerdo a los parámetros establecidos en los contratos inteligentes.
Estas plataformas de predicciones pueden ser utilizadas no solo en las apuestas, sino que también pueden tener una utilidad semejante a las de las encuestas estadísticas e incluso las de opinión pública, pues sus tendencias predictivas puede servir de base para la toma de decisiones financieras, comerciales y hasta políticas. Así, pueden ser útiles antes de lanzar un producto nuevo o antes de iniciar una campaña política, haciendo más sencillo y económico todo el proceso.
Como ejemplo de la utilidad de los mercados predictivos vale citar la recientes elecciones realizadas en Estados Unidos, las cuales elevaron las apuestas en Augur a más de 2 millones de dólares. La tendencia indicada por las predicciones de los participantes fueron muy semejantes a las manejadas por muchas firmas encuestadoras estadounidenses, pues más del 95% de los usuarios apostó en Augur por el Partido Demócrata.
Contratos inteligentes en las ICO
Entre los más novedosos casos de uso de los contratos inteligentes se halla su participación en el proceso de desarrollo de las ofertas iniciales de monedas (ICO), a cuyo proceso de venta de tokens pueden aportar eficacia y transparencia.
En ese sentido, en el marco de la conferencia anual de desarrolladores de Ethereum, Devcon4, que se realizó en octubre de este año en Praga, República Checa, fue presentada una nueva propuesta para minimizar el riesgo de fraude en las ICO, valiéndose de los contratos inteligentes.
El desarrollador fue el creador del estándar de token ERC-20, Fabian Vogelsteller, quien planteó la posibilidad de una “ICO reversible” o “RICO”, que sería posible a través de un contrato inteligente de propósito especial. Este contrato permitiría a los inversionistas “revertir su compromiso de financiamiento”, facilitando el reintegro del capital aportado, con solo devolver los tokens.
Una idea semejante planteó Vitalik Buterin, el creador de Ethereum, a principios de 2018, cuando sugirió un nuevo modelo que uniría la idea de una DAO (organización autónoma descentralizada) y una ICO, dando como resultado un modelo híbrido que llama DAICO.
En una DAICO, el equipo de desarrollo lanza un contrato inteligente DAICO en la blockchain de Ethereum con una variable llamada “tap”, el cual permite determinar cuántos ethers podrán retirar los desarrolladores del contrato por segundo. Este límite es establecido en el contrato por los contribuyentes de la DAICO. Con ello, los inversionistas mantiene control sobre los desarrolladores, impidiendo que puedan retirar todo el monto aportado y que lleguen a escaparse con los recursos recaudados, tal como ha ocurrido en varios casos de fraude con ICO.
Aplicaciones legales y administrativas
A pesar de que los contratos inteligentes todavía no tienen rango legal, la tendencia indica que, a futuro, será posible que adquieran un mayor reconocimiento en la medida en que sean más utilizados dentro de las administraciones públicas y los sistemas jurídicos de los países.
Ya existen precedentes en ese sentido, como la iniciativa de la empresa española Mi Legado Digital, que anunció una propuesta basada en la tecnología blockchain y en los contratos inteligentes, para la gestión de “testamentos inteligentes” que permitan la transferencia legal de los contenidos y activos digitales a los herederos.
El uso de los contratos inteligentes en la administración de servicios públicos y comerciales puede ir más allá a partir de los planes que tiene en mente Bill Haslam, gobernador del estado de Tennessee, Estados Unidos, quien firmó una enmienda a la legislación comercial estatal, relativa a las transacciones electrónicas, para incluir en una nueva sección a la tecnología de los criptoactivos y a los contratos inteligentes como parte de las transacciones de negocios. Una idea que también es sopesada por gobiernos estatales de Arizona y Florida.
Por su parte, el Ministerio de Justicia de Azerbaiyán, en conjunto con otras entidades gubernamentales, también está discutiendo la posibilidad de adoptar los contratos inteligentes para incorporarlos a sus sistemas de servicios públicos. Se trata de un proyecto que tiene como meta incorporar la tecnología blockchain en un total de 30 servicios electrónicos de todo el país, así como en unos 15 sistemas de información y registros.
La propuesta plantea el uso de este tipo de acuerdos para controlar el suministro y pago de servicios de electricidad, gas y agua potable en las residencias de sus ciudadanos. Con ello, será posible programar acuerdos que automatizarán la relación entre las empresas de servicios y el público.
Australia también adelanta planes semejantes, con la plataforma Australian National Blockchain (ANB), que posiblemente se lance a finales de este año. La meta es automatizar una serie de transacciones, de acuerdo a términos legales predefinidos. Todo diseñado para cumplir con las regulaciones australianas, a través de contratos inteligentes codificados en una red blockchain impulsada por la empresa IBM.
Las empresas que decidan unirse a la red podrán utilizar contratos digitalizados, intercambiar datos y confirmar la autenticidad y el estado de tales acuerdos legales. A tal efecto, se invitará a reguladores, bancos, bufetes de abogados y otras empresas australianas a participar en el proyecto piloto.
A todos estos ejemplos de casos de uso de los contratos inteligentes, se siguen sumando iniciativas y cada vez más, este tipo de contratos se integran a nuevos sectores e industrias, tomando en cuenta las ventajas que representan. Estos contratos aceleran procesos y se erigen como buena alternativa para el registro de procesos legales y empresariales, para el comercio internacional, y hasta para el sector educativo.
Ya se están usando para realizar matrimonios simbólicos, acuerdo de compraventa y se espera que en un futuro cercano permitan contraer nupcias legalmente. Mientras, en el ámbito educativo ya son parte del proceso de certificación de títulos y diplomas que entregan muchas universidades del mundo a sus egresados.
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