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Bitcoin produjo una crisis en la historia monetaria.
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Bitcoin es un refugio ante el miedo.
Las ideas tardan en asentarse. Es frecuente creer que se entendió algo, y luego de dejar reposar la idea por un tiempo, o rumiarla un poco más, darse cuenta de que solo se había rozado la superficie. Aún más, demora tomar acción en coherencia con el conocimiento adquirido, y todavía más integrarlo como un nuevo elemento de la autoimagen, realmente aprehenderlo como un saber que ha modificado interiormente la cosmovisión y que ahora se expresa sin esfuerzo en nuestros haceres más cotidianos.
Que bitcoin haya superado a Alphabet (Google) como el quinto activo más valioso del mundo es una muestra de que el entendimiento de qué es Bitcoin ha comenzado a asentarse. La siguiente imagen captura gráficamente la esencia de lo que decimos.
El gráfico de precio correspondiente a los últimos 30 días para los diez activos más valiosos del mundo está teñido de rojo. Está teñido de rojo para todos los activos excepto dos: el oro y bitcoin.
Los últimos 30 días han sido probablemente los de mayor incertidumbre financiera desde la declaración de pandemia por Covid19 en marzo de 2020. Ya hemos cubierto en extenso el caos desatado por la guerra de aranceles, por lo que no ahondaremos en sus causas ni síntomas, pero sí en su consecuencia: la crisis.
Esta guerra de aranceles produjo una crisis, no solo financiera, sino de pensamiento y valoración. Crisis, en su sentido originario (del griego Kρίνειν), significa separación. Se trata de una ruptura en el hilo normal de acontecimientos que obliga a tomar una decisión. A la crisis le es inherente el cambio: ante la modificación de las corrientes, la marea obliga a un golpe de timón. Y Bitcoin es el nuevo destino.
Hay diversos hechos que lo constatan. Bitcoin, que históricamente había sido desestimado por su volatilidad entre los inversionistas tradicionales, se comportó con mayor estabilidad que el S&P500, uno de los índices bursátiles más seguidos que incluye aproximadamente el 80% de la capitalización bursátil total de las empresas públicas estadounidenses.
Por otro lado, bitcoin, que también históricamente ha sido percibido como un activo de riesgo y que, por tanto, había sido comerciado como si se tratara de una acción tecnológica, se desacopló del Nasdaq, índice de empresas tecnológicas generalmente percibido como de mayores retornos, pero también de mayores riesgos.
Finalmente, no solo en la exposición de argumentos, sino queriendo celebrar ¡al fin! El comercio de bitcoin ha comenzado a correlacionarse con el oro, histórico refugio de valor en momentos de incertidumbre.
Precisamos, porque es importante destacar lo importante: bitcoin comienza a comerciarse como lo que es: un refugio contra el riesgo y la incertidumbre. Sobre todo entendiendo que la crisis está en el corazón del sistema monetario heredado.
Podría decirse que el mensaje ha comenzado a calar en la mente de los inversionistas con mayor peso en el mercado. El año pasado, el mensaje fue emitido por BlackRock: bitcoin es oro digital, un activo diversificador único impulsado por la inestabilidad monetaria global. Larry Fink, su CEO, incluso llegó a decir que es “un instrumento en el que se invierte cuando se tiene más miedo”. Pero este mensaje viene siendo replicado también por otros pesos pesados de las ligas de Fink, como Ray Dalio de Bridgewatter Associates y Cathie Wood de Ark. Parece que los inversionistas han empezado a actuar en consecuencia con este conocimiento.
Bitcoin es un activo contra el riesgo, en este contexto, por su neutralidad política. La mayoría de las empresas del top 10 de capitalización, son estadounidenses. Todas esas empresas se vieron afectadas por los aranceles decretados por Donald Trump. Pero aun fuera de las fronteras estadounidenses, los aranceles causaron estragos para empresas de todo el mundo. A Bitcoin, como dijimos en nuestro anterior editorial, no le importan los aranceles. Más bien, es un instrumento de contrapeso contra la arbitrariedad política.
Es por esto por lo que tiene sentido que, ante situaciones de incertidumbre como la actual, los inversionistas cambien sus posiciones en empresas sujetas a decisiones de políticos, y refugien su valor en un activo neutral. A estas alturas, bitcoin no debería estar solo por encima de Alphabet, sino como el activo con mayor capitalización del mundo. Bitcoin será la base del sistema financiero mundial, y todos los activos se medirán con base a sus veintiún millones de unidades. Esta es la idea que debe asentarse en la mente de las personas.
Sabemos que esto no tardará en llegar. Si echamos un ojo a las últimas décadas, hemos vivido en crisis tras crisis. Se dice que Bitcoin es hijo de una crisis (subprime). Pero lo que se dice poco es que Bitcoin ES la crisis. Bitcoin es la ruptura que hubo en el hilo de la historia monetaria, sin la cual no habría alternativa y todo seguiría el curso de arbitrariedad gubernamental en la que hemos estado inmersos al menos desde el fin del patrón oro, aunque pudiéramos afirmar que esto es un mal histórico que por primera vez encuentra solución.
Así como BlackRock envió el mensaje a los asset managers del mundo, Trump envió el mensaje a los gobiernos del mundo: bitcoin es el nuevo refugio. Ahora solo falta dar tiempo para que esta idea se asiente en sus cabezas, y actúen en consecuencia.