-
En septiembre de 2018 se presentaron las primeras denuncias sobre la retención de fondos.
-
En la actualidad la empresa enfrenta problemas financieros y deudas con sus exempleados.
Bitinka estaba a la vanguardia en el intercambio de criptomonedas en Latinoamérica. Como casa de cambio era reconocida, junto a su empresa matriz Inkapayments, como compañía consolidada en la región. La startup estaba en el tope de la ola, pero el panorama cambió para peor entre septiembre y octubre de 2018, cuando parte de sus usuarios comenzaron a divulgar otra imagen de Bitinka.
Decenas de usuarios comenzaron a cuestionar a la casa de cambio y denunciaron la retención de fondos, bloqueo de cuentas y eliminación de historial de operaciones. Inició así un capítulo poco transparente en el ecosistema de las criptomonedas que aún tiene consecuencias: demandas en tribunales, embargo de cuentas bancarias, problemas financieros, renuncias masivas de su personal y usuarios sin respuestas sobre el destino de su dinero.
Como en todo conflicto, hay dos versiones de los hechos. Bitinka señaló que una serie de errores en su plataforma de intercambio, ocurridos entre el 28 de septiembre y el 5 de octubre del año pasado, derivó en “incidentes técnicos en muchas de las cuentas de nuestros clientes” y en la “configuración de las opciones avanzadas de nuestras APIs”.
La compañía afirmó que hubo inconsistencias en algunos balances de sus usuarios. Además, Bitinka acusó a sus clientes de aprovecharse de las fallas para crear “una serie de órdenes de precios fuera del rango del mercado”, lo que para ellos generó una acumulación de bienes que no fueron de su propiedad y que intentaban valerse de una “cantidad irreal de criptomonedas”.
En su defensa, Bitinka puntualizó que ese tipo de acciones están reflejadas en sus condiciones y términos de servicio, por lo que sus acciones, como restablecer los balances de los usuarios a como estaban antes de que ocurriera el presunto incidente, estaban ajustadas a derecho.
Comunidad de usuarios
Del otro lado de la moneda están los usuarios quienes alegan que ellos no tienen la culpa de los errores que presentó la plataforma de intercambio, que no realizaron nada ilegal y que por derecho les corresponden las ganancias obtenidas por las operaciones realizadas.
Luego de las acciones tomadas por Bitinka, los usuarios comenzaron a denunciar que no podían ingresar a sus cuentas y operar con los fondos disponibles. CriptoNoticias comenzó a recibir, desde los primeros días de octubre de 2018, múltiples quejas de personas que alertaban sobre lo que estaba sucediendo. De esto se interpreta que la empresa no solo “restableció” los balances, sino que también habría ejecutado otros actos.
Uno de los denunciantes fue Luciano Páez, un analista de sistemas argentino, quien indicó a este periódico que “todo lo que había ganado no estaba más, me habían borrado transacciones del historial”. El usuario informó que recibió una comunicación de Bitinka en la que se le hizo saber lo siguiente: “estimado usuario, debido a que usted hizo transacciones irregulares hemos vuelto atrás todas sus transacciones al 11 de septiembre”.
Otro de los afectados fue Cristian Ezequiel Chagalj, también de Argentina, quien junto con Federico Gastón Bernini introdujo una demanda por 417.000 dólares estadounidenses contra Bitinka e Inkapayments en una movida para intentar recuperar su dinero. Un año después de lo ocurrido, Chagalj reflexionó sobre lo que ha sucedido con su caso.
“Desde que todo esto empezó me he encontrado con más estafados y con ninguna respuesta concreta por parte de Bitinka, Roger Benites (CEO) o Inkapayments. Parece que todo esto fue una estafa más grande de lo que parecía en un comienzo, creo que todo esto va a terminar en ninguna reparación económica y con gente presa aunque sea en Europa”, dijo el usuario consultado por esta casa editorial.
Para Gastón Bernini el panorama es oscuro, pero espera que Bitinka cumpla con los compromisos que tiene con los usuarios. Además, considera que deben aplicarse sanciones legales hacia los representantes de la empresa por lo ocurrido.
Sobre estos puntos destacó: “Definitivamente la situación fue peor de lo que pensé. Esperemos que los responsables paguen como corresponde, porque es mucha la gente que fue estafada”.
Situación financiera
Bitinka desconoce los reclamos de sus usuarios por considerarlos ilegítimos, no porque no pueda pagarlos. Sin embargo, en medio de toda esta tormenta de señalamientos, CriptoNoticias corroboró que la empresa está enfrentando problemas económicos desde mayo de este año.
Un memorándum interno al que tuvo acceso este periódico revela que la compañía pagó con demoras a sus trabajadores “debido a una complicada situación que está enfrentando la empresa actualmente”. Muchos de los empleados renunciaron y algunos todavía no han recibido la compensación por sus años o meses de servicio.
Durante los últimos 12 meses las quejas de los usuarios antes de disminuir, han aumentado, lo que se traduce en que el problema no se limita a un hecho ocurrido entre septiembre y octubre del año pasado, sino que ha evolucionado por causas que aún no han sido aclaradas.
Sobre el aspecto jurídico y la defensa de los usuarios, el abogado Camilo Jorajuría señaló que las legislaciones internacionales no han evolucionado al mismo ritmo de la tecnología y que, en casos como los de Bitinka, hay dificultades para establecer justicia.
“La imposibilidad de acceso a la justicia no es una novedad, pero la ausencia casi total de mecanismos que sirvan para el ciberespacio es palmaria. La organización actual de personas interconectadas en la red está trascendiendo todas las fronteras, lo que lleva a la inexorable necesidad de una reorganización fundamental de los sistemas jurídicos y especialmente de sus metodologías de implementación”, afirmó Jorajuría, quien lleva varias causas de personas afectadas por lo ocurrido.
El caso de Bitinka sienta un precedente en Latinoamérica sobre cómo las comunidades de usuarios se han organizado para intentar recuperar sus fondos. Además, se evidencia cómo la reputación de una startup puede cambiar rápidamente cuando se producen reclamos y no hay respuestas que alivien la incertidumbre que experimentan decenas de usuarios en todo el mundo.