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Schiff señala que muchos son optimistas solo porque ven a Trump como "el presidente de BTC".
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Cree que hay una perspectiva alcista que ya no se basa en la deuda o la inflación de EE. UU.
El CEO de Euro Pacific Capital, Peter Schiff, no pierde oportunidad para opinar sobre temas económicos de actualidad. Recientemente, lanzó varias críticas al ecosistema mediático de bitcoin en EE. UU. y al rol que cumple la administración de Trump en el respaldo a la principal criptomoneda.
Schiff destaca con cierta ironía que, antes del regreso de Trump a la Casa Blanca, varios referentes de bitcoin compartían sus preocupaciones sobre los problemas estructurales de la economía estadounidense, como el déficit fiscal y la inflación. Señala que, mientras él nunca dejó de respaldar al oro como reserva de valor por excelencia, «ellos recomendaban BTC». Sin embargo, el empresario remarca que, tras la victoria del actual jefe de estado, su postura se mantuvo firme, mientras que muchos cambiaron radicalmente de opinión.
De esta forma, el coautor de «Cómo crece una economía y por qué se derrumba» (2010) señala que varios bitcoiners ahora muestran un «nuevo optimismo sobre la economía de EE. UU.», y una actitud más relajada frente a la deuda y la inflación. Aun así, siguen recomendando invertir en BTC, algo que Schiff considera contradictorio. Se pregunta por qué, si los problemas que antes preocupaban a los defensores de bitcoin están siendo resueltos, siguen promoviendo a la creación de Satoshi Nakamoto como refugio.
Aunque el especialista en finanzas vea este fenómeno como una contradicción, lo cierto es que los bitcoiners no respaldan BTC únicamente por los problemas que una nueva administración pueda enfrentar al asumir el poder. Es decir, su apoyo no depende de si un gobierno resuelve o no ciertas fallas del sistema financiero tradicional. Propiedades inherentes de bitcoin, como su oferta limitada a 21 millones de unidades, su carácter descentralizado que evita el control de los bancos centrales, y su capacidad para facilitar transacciones globales sin intermediarios, lo posicionan como una tecnología con valor intrínseco a largo plazo.

No obstante, el comentarista financiero no se guarda su opinión y plantea tres posibles explicaciones para la paradoja que expone. En primer lugar, sugiere que los bitcoiners podrían seguir teniendo las mismas preocupaciones de antes, pero aun así sienten la necesidad de mostrarse optimistas con Trump, a quien ven como «el presidente de bitcoin».
La segunda explicación es que este renovado optimismo «no se basa en la deuda o la inflación en EE. UU.», sino en la expectativa de una mayor demanda de BTC por parte de la recién creada Tesorería estadounidense, así como de gobiernos extranjeros y nuevos inversores institucionales. Cabe destacar que, si bien en un principio la nueva reserva de criptoactivos estará compuesta por criptomonedas incautadas, Trump ha autorizado la implementación de estrategias presupuestariamente neutrales para adquirir más BTC. Sobre estos posibles enfoques aún se está debatiendo.
Por último, Schiff sugiere que quizás muchos «nunca estuvieron realmente convencidos de los riesgos que planteaban la deuda o la inflación», y que simplemente «usaron esos argumentos para impulsar el precio de BTC». A su juicio, tras la llegada de Trump, cambiaron el discurso para seguir promoviendo al criptoactivo líder.
También es importante mencionar que, en los últimos meses, el líder de Euro Pacific Capital ha intensificado sus críticas hacia las políticas del actual gobierno de Estados Unidos. A principios de marzo, Schiff lanzó su propia «reserva de BTC», con la intención de ganarle al Estado en su propio juego y demostrar «cuánto puede perder un proyecto de este tipo con el paso del tiempo».
Además, recientemente expresó su preocupación ante la posibilidad de que Trump encuentre la forma de utilizar dinero de los contribuyentes para comprar BTC sin necesidad de aprobación del Congreso. Según Schiff, esto sentaría un peligroso precedente, permitiendo que cualquier mandatario use fondos públicos para adquirir lo que desee. «Esto otorgaría un poder sin precedentes para recompensar a los aliados y castigar a los enemigos», advirtió.