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La transición verde, sin respaldo, genera inestabilidad en la red eléctrica, según análisis.
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Ciberataques y dependencia del gas ruso y argelino aumentan la vulnerabilidad energética del país.
A las 12:35 de la tarde del 28 de abril de 2025, España se sumió en la oscuridad. Los semáforos se apagaron, los teléfonos enmudecieron y el país contuvo el aliento. ¿Qué falló?
“El gran apagón no es solo un riesgo técnico, es un espejo de nuestras fragilidades», decía Marc Vidal en 2021. Y cuatro años después, España lo vivió. ¿Es una casualidad o un presagio?
Venezuela, Paraguay, Uruguay, Chile, Estados Unidos e Italia son solo algunos de los países que han vivido los peores apagones de los últimos años en el mundo. Pero ¿qué es lo que está pasando? ¿Qué es lo que se oculta detrás de esos acontecimientos?
Según REE, una “oscilación muy fuerte” en los grupos de potencia provocó un “cero energético”, desconectando el sistema eléctrico español de la red europea. En cuestión de segundos, el 60% de la generación eléctrica del país desapareció, según el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Y, aunque REE descartó inicialmente un ciberataque, el Centro Criptológico Nacional y la Agencia de Ciberseguridad de la Unión Europea (ENISA) investigan posibles intrusiones en los sistemas SCADA que controlan la red eléctrica.
Sánchez aseguró hoy que el Gobierno tiene intención de “llegar hasta el fondo” para descubrir las causas del apagón y que exigirá “responsabilidades” y cambios a los operadores privados para que no se repita “jamás” una situación similar. Añadió que sigue sin descartar “ninguna hipótesis” como causa de la caída eléctrica.
Sin embargo, hoy cobran vigencia las reflexiones del economista y analista Marc Vidal, quien ya en 2021 alertaba sobre el «gran apagón» como un fenómeno más sociológico que técnico.
«El gran apagón es más un mecanismo sociológico que una realidad factible, diseñado para desviar la atención de problemas estructurales como la reducción de la calidad del suministro y el encarecimiento de la energía».
Marc Vidal, analista español.
En ese momento, Vidal señalaba que el temor a un gran apagón era impulsado por advertencias de países como Austria y Suiza.
El día que España quedó a oscuras, ¿un fallo o un presagio?
Todo surgió cuando la ministra de Defensa austriaca, Klaudia Tanner, afirmó que un apagón masivo era una de las mayores amenazas estratégicas para Europa, con una probabilidad del 100% en los próximos cinco años, según el pronóstico de seguridad de 2020. Esta declaración se acompañó de una campaña pública en octubre y noviembre de 2021, con carteles y un video de cinco minutos del ejército austriaco, que instaba a la población a prepararse para un escenario donde “todo se detenga”. Se recomendaba almacenar comida para dos semanas, agua (2 litros por persona al día), velas, pilas, linternas, dinero en efectivo y medicamentos.
Aunque las autoridades austriacas no especificaron una causa única, mencionaron posibles fallos técnicos, sobrecargas por picos de demanda, mal funcionamiento del sistema eléctrico europeo o incluso ciberataques.
Sobre ello, Vidal destacó que estos riesgos se agravan por la transición energética hacia renovables (eólica y solar), que no proporcionan la inercia cinética de las plantas térmicas o nucleares para estabilizar la red. Además, la dependencia de Austria del gas ruso, que en 2021 representaba una parte significativa de su suministro energético, aumentaba la vulnerabilidad ante cortes de suministro, especialmente tras la invasión rusa de Ucrania en 2022.
La advertencia austriaca cobró relevancia tras el apagón de ayer que, aunque duró horas y no semanas, reavivó el debate. Usuarios en X, como ElHiloRojoTV y ManuelCalvino, vinculan el evento con las predicciones austriacas, sugiriendo que se trata de una “planificación” más que “conspiración”.
Otros análisis, como el del usuario UACD_Youtube, relacionan el apagón con una “gravísima crisis energética” en Europa, destacando la dependencia de España del gas ruso y estadounidense, así como el bajo nivel de reservas (30%). Esta visión resuena con las advertencias de Vidal sobre la fragilidad energética europea, especialmente en países como Austria, que dependen del gas ruso, a diferencia de España, que importa principalmente de Argelia.
Por otro lado, el usuario GreyberE75960 apunta a que detrás del apagón hay un ciberataque, aunque esta información no ha sido confirmada oficialmente, como ya se mencionó anteriormente en esta nota. Sin embargo, estas especulaciones reflejan el clima de incertidumbre y la tendencia a llenar el vacío informativo con hipótesis, un fenómeno que Vidal describe como parte de la “ventana de Overton”, cuando los gobiernos priorizan temas que desvían la atención de problemas estructurales.
Lecciones y preguntas abiertas que deja el apagón de España
En todo caso, el apagón de 2025 no fue el escenario apocalíptico de semanas sin luz que temían en Austria, pero sus impactos económicos (estimados en 1.600 millones de euros por la CEOE) y sociales (caos en transportes y comunicaciones) son innegables. Como señala Vidal, el verdadero problema no es solo un apagón, sino la reducción de la calidad del suministro y el encarecimiento de la energía, agravados por una transición energética que prioriza lo verde sin garantizar estabilidad. La dependencia del diésel para mantener infraestructuras críticas durante el apagón, como hospitales y centrales nucleares, pone en evidencia esta brecha.
Mientras Bruselas y el Gobierno español investigan, el apagón deja preguntas sin respuesta: ¿Fue un fallo técnico evitable? ¿Es la red eléctrica más vulnerable de lo que se admite? O, como sugería Vidal, ¿estamos ante un evento amplificado para justificar medidas impopulares, como subidas de tarifas o recortes energéticos? Lo cierto es que, en un mundo hiperconectado, un “cero energético” no es solo una hipótesis de ciencia ficción, sino un recordatorio de nuestra fragilidad.
El apagón llevó a la población a reflexionar sobre las necesidades esenciales en una crisis energética. A partir de las discusiones en redes sociales, especialmente en X, y considerando el contexto del aprendizaje post-crisis, se identificaron elementos clave que la gente consideró imprescindibles. La mención de Bitcoin como “efectivo electrónico” independiente de sistemas gubernamentales, funcional sin internet, destaca en algunos círculos. Como lo señala Iván Gómez, jefe de la redacción de CriptoNoticias, en su artículo de opinión: «El apagón de España es un llamado a la acción con Bitcoin».
En el contexto del apagón también hay otras necesidades identificadas y todas tienen que ver con tener mayor independencia del gobierno. Así que en esta lista de las necesidades los usuarios incluyen:
- Dinero en efectivo: los cajeros automáticos y pagos con tarjeta fallaron durante el apagón, haciendo imprescindible el dinero en billetes para compras en tiendas locales.
- Bitcoin: porque es efectivo electrónico que no depende de gobiernos y es accesible sin internet, usando nodos descentralizados o transacciones offline.
- La autonomía energética es clave: generadores solares, bancos de energía y estufas de gas marcaron la diferencia entre el caos y la resiliencia.
- También se incluye en la lista, alimentos enlatados, agua, linternas, radio FM.