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En Puerto Rico, los inversionistas con grandes ingresos no pagan tributos por ganancias de capital.
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Empresas tienen beneficios para operar entre ellos, como pagos del 4% en impuestos corporativos.
Los inversionistas estadounidenses de bitcoin (BTC) tienen un nuevo destino latinoamericano al que mirar para desarrollar la nueva economía. Se trata de la isla del encanto, Puerto Rico, convertida ya en un referente para los entusiastas del mercado.
Además de lo paradisíaco y tropical del lugar, así como su gente y costumbres; los bajos [y casi nulos] impuestos son el principal atractivo para quienes manejan grandes masas de dinero y responden al ecosistema de Bitcoin.
Se sabe que los inversionistas con grandes ingresos en Estados Unidos deben pagar hasta 20% en tributos sobre las ganancias de capital. Un 37% al tratarse de las ganancias de corto plazo. Pero en Puerto Rico no es así: hay exenciones.
Si se habla de empresas, las que tengan presencia en EE. UU. tienen que pagar 21% en impuestos corporativos federales. En esta isla, los tributos se limitan a solo el 4%.
Solicitudes abundan
El llamado ha tenido su respuesta. Al menos 1.200 solicitudes de inversionistas han sido recibidas por el gobierno de la isla, en el marco de la Ley de Inversores Individuales.
Se trata de una cifra récord de interesados en hacer vida en esa región, al saberse eximidos de impuestos. Esto, de acuerdo con el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio de Puerto Rico, cita la agencia Bloomberg.
En tanto, 274 empresas, LLC, sociedades y demás entidades, fueron aprobadas en el marco de la Ley de Servicios de Exportación, que otorga una tasa impositiva corporativa del 4% y una exención del 100% sobre los dividendos.
Ambas legislaciones están amparadas en la Ley 60 de Puerto Rico, que está compuesta por un grupo de exenciones fiscales, que datan de 2019, que tenían la intención, precisamente, de atraer inversionistas de Bitcoin y de otras ramas.
Como muestra de Puerto Rico como destino bitcoiner, oficinas de fondos de Bitcoin como Pantera Capital y Redwood City Ventures abrieron puertas en la isla. Además, personalidades como Frances Haugen, quien fue gerente de producto de Facebook (ahora Meta), han manifestado su interés en ella.
Asimismo, el alcalde electo de Nueva York, Eric Adams, quien acepta abiertamente a BTC, también visitó Puerto Rico. Lo hizo en noviembre, junto con el empresario Brock Pierce, igualmente entusiasta de la criptomoneda, para cenar con el gobernador de la isla, Pedro Pierluisi.
Exenciones de vieja data
El auge de inversionistas desplazándose a Puerto Rico está comenzando a ganar relevancia este año, y en gran parte es debido a las criptomonedas. Lo curioso es que las exenciones datan del 2012, cuando el gobierno puertorriqueño apostó a la inyección de efectivo en la isla, aunado a la diversificación de las fuentes de empleo.
Para los defensores de estas exenciones tributarias, se trata de un «impulso» para esa región, que ha enfrentado una crisis que ya tiene 4 años, sumado a los desastres naturales reportados y la inestabilidad política que ha golpeado a ese país.
Pero existen sus detractores, quienes critican que algunas de las legislaciones enfocadas en los privilegios a los inversionistas, son aplicables pero solo a los nuevos residentes. Esto quiere que decir que los puertorriqueños no pueden optar a estos beneficios.
La experiencia Puerto Rico
Los inversionistas estadounidenses radicados en Puerto Rico, país que incluso tiene cajeros automáticos de Bitcoin, están situados en tres lugares comunes: Bahía, el resort Dorado Beach y Condado. Son estas localidades donde Bitcoin ha tenido un impulso notable, de la mano de estos empresarios.
Brent Johnson, quien dirige la firma de gestión patrimonial Santiago Capital y es entusiasta de bitcoin, dijo a Bloombeg que en Condado hay restaurantes, cafeterías y un centro comercial. «Es como un mini Miami», dijo el emprendedor que se mudó desde San Francisco, en California.
Johnson comentó que estando en Puerto Rico ha conectado con empresas similares a la suya, de capital privado y ligadas a las criptomonedas. Lo mismo con personas del sector inmobiliario, agrícola, farmacéutico y energético.
«Sentí que podía venir aquí, hacer mi trabajo y aún estar conectado a la comunidad financiera, mucho más que ir a algún lugar como Hawái o México», precisó.
En Bahía, la sensación es la de vivir «en una selva tropical», de acuerdo con el empresario Emtman de Ikigai, quien resuelve: «en esta selva tropical se puede jugar al tenis, baloncesto, golf, levantar pesas en el gimnasio o hacer kayak».
«Cuando se pone el sol, los deportes se cambian por bebidas. La naturaleza acogedora, la amabilidad y la inclusión de la gente significa que terminas en casa de alguien para comer o tomar un par de copas», expresó.
¿Le llegó competencia a El Zonte?
Puerto Rico, un nuevo destino para inversionistas de Bitcoin, parece estar consagrándose como una competencia para El Zonte, un lugar igualmente paradisíaco, pero que apunta al Océano Pacífico y es ovacionado por el gobierno de Nayib Bukele, en El Salvador.
En este lugar, donde se ha desarrollado una economía basada en BTC, ha permitido a empresarios y entusiastas subsistir, en un poblado dedicado al surf y a las actividades comunes, de gastronomía y demás.
El Zonte, incluso antes de que BTC tuviera el curso legal, ya era una comunidad playera que había hecho a bitcoin propio. Se le llegó a conocer, incluso, como la playa bitcoiner, dando lecciones que todavía son tomadas en cuenta.
No obstante, y muy a pesar de que se perciba un ambiente de competencia entre ambas regiones playeras y bitcoiners, algo a destacar es la penetración de la nueva economía, cuya bandera es BTC. Ésta llega cada vez a más lugares. Afortunadamente, muchos están en América Latina.