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En algunas ciudades, solo 1 de cada 5 pagos se hace en moneda local.
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Advierten que el uso de activos digitales es “bajo” por las restricciones.
La economía de Venezuela sigue en un estado de extrema vulnerabilidad, con indicadores que tienen una recuperación lenta. Después del estallido hiperinflacionario, los coletazos de la crisis persisten en la vida cotidiana, con una desconfianza estructural hacia el bolívar.
Los venezolanos buscan las mejores alternativas para preservar sus ahorros y poder de compra. Entre ellas, están las criptomonedas, pero no exclusivamente. Según los últimos datos de Ecoanalítica, solo el 54% de los habitantes utiliza la moneda fiat local para sus pagos del día a día.
La hiperinflación de 2017 generó duras secuelas, con la consolidación de una dolarización de hecho para las transacciones habituales. El desplazamiento del bolívar alcanzó niveles profundos en algunas zonas. En San Cristóbal, el “79,8% de las transacciones se hacen en moneda extranjera” por la influencia del peso colombiano entre las opciones.
A nivel país, el director de Ecoanalítica, Asdrúbal Oliveros, explicó que “el dólar ocupa 32,7% de las transacciones, el peso 5,7%, el euro 5,5% y las criptomonedas y otros apenas 1,2%”, según lo analizado hasta febrero de 2024.
Las cifras surgen del libro “Después de la hiperinflación: estudios sobre el dinero en Venezuela”, coeditado por Ediciones IESA y AB Ediciones UCAB (Universidad Católica Andrés Bello). Las conclusiones se presentaron en la sede del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA), en la segunda edición del foro sobre la publicación.
La baja penetración de las criptomonedas entre el público responde a que “los venezolanos no las usan a nivel transaccional, sino como un elemento de reserva de ahorro», aseguró a la agencia EFE el economista Aarón Olmos, especialista en el área.
Según Oliveros, el porcentaje en el uso de los activos digitales como método de pago es «bastante marginal y bajo» que refleja las «barreras educativas respecto al manejo del ecosistema criptomoneda».
De hecho, en el último tiempo, el bolívar empezó a tener un mejor desempeño ante las leves mejoras relativas en la macroeconomía. Desde este punto de vista, incluso bajó la dolarización transaccional en el país, al subir su uso 7,6% en relación al último reporte.
De todas formas, existe una economía de operaciones con criptomonedas alimentadas desde los venezolanos emigrados. Según reportó CriptoNoticias, casi 500 millones de dólares en activos virtuales se transfirieron como remesas al país durante 2023, según los datos de Chainalysis.
“La relación que tienen de remesas con sus familiares, en la actualidad, son principalmente sobre las plataformas digitales cripto en un 60 y 70%, y la cripto más usada es el USDT”, explicó Aaron Olmos, durante su presentación en el segundo foro.
Sin embargo, la opción de pagar las compras minoristas con criptomonedas tiene una baja penetración. «No son unas metodologías, unos sistemas de pago que estén tan extendidos en la población, ni que los comerciantes conozcan», sostuvo Oliveros a EFE.
Los alcances de la dolarización
Según los analistas que participaron en las investigaciones, el comportamiento del público en el uso de monedas alternativas al bolívar varía mucho según la región.
En Nueva Esparta, una zona turística del país, el 68,5% de sus transacciones son en divisas mientras que Lechería, en Anzoátegui, que es un polo de gran interés comercial, presenta un 65,9%.
Por su parte, Maracay aparece con 44,6%, Valencia y Barquisimeto 41% cada una, Caracas 34,1% y Mérida 16,3%.
Para Olmos, la distorsión monetaria y cambiaria hizo que tengamos una «economía multimoneda”. “Dependiendo donde usted se ubique, usa una moneda u otra. Si estás en el Occidente del país, usas más el peso colombiano. Si estás en el sur de Venezuela, usa el oro o el real brasilero. Si estás en el centro, usa más el euro, el dólar o las criptos”, ejemplificó el economista durante la presentación.
A nivel productos también hay diferencias. Oliveros resaltó que el segmento repuestos sigue dominando las transacciones en dólares estadounidenses, con 81,2%. Le siguen los rubros como electrodomésticos (74,1%), electrónicos (71,2%), en ropa y calzado (61,2%), alimentos (44,2%), servicios de salud (40,6%) y cuidado personal (39%)”, precisa la nota del IESA.
En este contexto se constata la adopción de las criptomonedas en Venezuela. En 2023, el país ocupó el puesto 40 de 155 países en el Índice Global de Chainalysis, por detrás de otros países latinoamericanos como Colombia (32), México (16), Argentina (15) y Brasil (9). En 2021, se situó en el séptimo lugar de la lista mundial.
Según recordó Olmos, en el año 2019, en el exchange Localbitcoins se intercambiaban 303 millones de dólares en bitcoin, sin tomar en consideración las demás plataformas. Pese a esta adopción temprana, en los registros fue descendiendo el uso de los activos digitales.
Un punto de quiebre fue la reestructuración de la Superintendencia de Criptoactivos y Actividades Conexas (Sunacrip), luego de que se develó la trama de corrupción PDVSA-Cripto.
Desde ese momento, comentó Olmos, todas las empresas con licencia para operar «se mantienen intervenidas y suspendidas». Algunas de ellas «prácticamente han desaparecido”, a lo que se le suman las dificultades en el suministro eléctrico.
Sin embargo, la actividad con criptomonedas permanece, y puede revitalizarse en cualquier momento. Según estos expertos, buena parte de las transacciones funcionan en el mercado, aunque no a nivel de pagos.
“Sabemos que siguen existiendo las criptomonedas en Venezuela, y que se siguen utilizando más allá de la debacle del Petro y todo lo que ha pasado. Lo que nos dice esto es que los venezolanos llegamos al tema cripto por necesidad”, sostuvo Olmos.
“En Venezuela, en algún momento escaseó el efectivo. ¿Y cómo hicimos las operaciones? Nos fuimos al dólar. Y cuando no conseguimos el dólar, nos fuimos a las cripto”, concluyó.