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Investigadores determinaron que en el país ibérico hay dependencia del efectivo para pagar salarios.
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Un hipotético plan para gestionar un "criptoeuro" tardaría años en ejecutarse.
Una investigación conjunta entre académicos de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y la Universidad de Valencia (UV), en España, determinó que Europa no está en condiciones de gestionar una criptomoneda propia que les permita sustituir el dinero en efectivo.
En el trabajo titulado «¿Es la eurozona un área óptima para suprimir el efectivo?» se concluyó que una hipotética criptomoneda al estilo bitcoin, operada por el Banco Central Europeo para reemplazar el efectivo, no generaría resultados positivos.
Para los autores Nerea Gómez-Fernández, del Centro de Gestión de la Calidad y del Cambio de la UPV, y Juan Francisco Albert, del Departamento de Economía Aplicada de la UV, en la región existen múltiples perfiles sobre el uso del dinero en efectivo con países en donde su empleo se va reduciendo, pero en otros hay una alta dependencia para las transacciones y pago de salarios, por ejemplo.
El estudio resaltó que España es uno de los países con mayor porcentaje de población bancarizada, pero es el segundo en donde más salarios se reciben en efectivo, solo por detrás de Grecia y delante de Chipre, lo que se traduce que en estas naciones la sustitución de los billetes y las monedas del euro tomaría más tiempo que en el resto. Del otro lado, entre los Estados con menor usabilidad del efectivo están: Finlandia, Francia, Alemania, Austria, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y Estonia.
En relación con estos escenarios tan desiguales, Albert es de los que considera que obedece a «las distintas naturalezas de comportamiento y permisibilidad con la economía sumergida, que normalmente está asociada a un mayor uso de efectivo». También mencionó otros elementos como las crisis bancarias y el menor nivel de renta relativa de los países analizados.
Si las autoridades financieras de la región llegaran a aprobar un plan de este tipo, para usar una criptomoneda en el continente, entonces esta debería aplicarse gradualmente y con respaldo de los Estados a aquellos sectores de la población con menores niveles de renta y educación, resaltó el estudio.
Fin del efectivo
Si el objetivo hipotético de las instituciones financieras es la digitalización total y crear un sistema de pagos inclusivo, entonces los investigadores sugieren que el camino más ideal sería aprovechar «las ventajas que permite la tecnología blockchain» para poner fin al efectivo, lo que reduciría los costos por transacciones e impresión del efectivo, además de combatir la corrupción y la evasión fiscal, entre otros aspectos.
Con el transcurrir de los años, la Unión Europea ha volteado la mirada a todo lo que ocurre en el ecosistema de las criptomonedas como una forma de analizar su evolución y proponer nuevos mecanismos financieros en su territorio. En septiembre del año pasado se informó que se habían retomado los planes de crear una criptomoneda propia en respuesta a Libra de Facebook.
Otro asomo de crear un «criptoeuro» ocurrió en noviembre del 2019 cuando la Asociación Bancaria de Alemania propuso la emisión de un euro digital con la intención de ser competitivos en relación con China y los Estados Unidos. Hace dos meses el grupo resaltó la necesidad de crear una plataforma común de transacciones de pago para toda Europa con un marco legal establecido y regulaciones.
Un potencial espaldarazo para lograr ese objetivo también fue el documento preliminar elaborado por la Unión Europea en el que se propuso evaluar los costos y beneficios de lo que denominan monedas digitales para bancos centrales (Central Bank Digital Currencies o CBDC).
Sobre el notorio interés de los bancos centrales de encontrar una fórmula para relacionarse con el ecosistema de las criptomonedas, Galo Nuño, miembro de la Dirección General de Economía y Estadística del Banco de España, puntualizó a finales de 2018 que el intento de los bancos no solo se centraría en reemplazar el dinero en efectivo por métodos de pago digitales, sino que estarían preocupados por la posibilidad de que las criptomonedas sigan siendo aceptadas a escala global y que desplacen al dinero tradicional.