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En el ámbito regulatorio, la SEC ha desestimado litigios contra varias empresas de criptomonedas.
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BTC no solo se ha infiltrado en el mundo corporativo... Se ha convertido en un movimiento cultural.
Bitcoin (BTC) y el resto de las criptomonedas están viviendo un cambio de época en Estados Unidos. Aquellos tiempos en los que el Poder Ejecutivo y diversas agencias federales veían esta tecnología como algo perjudicial para pequeños y grandes inversores, parecen haber quedado atrás. Aunque no hay manera de saber qué traerá el mañana, lo cierto es que, hasta el momento, BTC ha cobrado un nuevo impulso con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
La creación de Satoshi Nakamoto ha llegado a donde está por mérito propio, impulsada por la demanda del mercado. No obstante, el renovado entusiasmo hacia bitcoin mostrado por los funcionarios estadounidenses se ha extendido desde dentro del país hasta llegar a múltiples jurisdicciones del mundo.
Si bien la actual política arancelaria de Washington ha afectado negativamente el precio de BTC, iniciativas como la orden ejecutiva para crear una reserva estratégica de criptoactivos prometen fomentar una adopción institucional que, a mediano plazo, podría resultar muy beneficiosa para el activo digital más importante.
Actualmente, desde EE. UU. se perciben avances tanto en el ámbito regulatorio como en el de adopción. En materia regulatoria, el panorama es especialmente alentador, ya que durante el gobierno de Joe Biden el sector fue objeto de fuertes persecuciones por parte de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), el organismo federal encargado de supervisar los mercados financieros.
Como resultado, varias empresas de criptoactivos fueron demandadas y otros entes, como la Comisión de Negociación de Futuros de Productos Básicos (CFTC), vieron reducido el alcance de sus competencias.
En contraste, el panorama actual es mucho más favorable. Empieza con la renuncia de Gary Gensler —titular de la SEC durante el gobierno de Joe Biden— y el nombramiento interino de Mark Uyeda, mientras se ultimaban los trámites para que Paul Atkins, exconsultor de Wall Street y nominado por Donald Trump, fuera ratificado por el Senado y asumiera formalmente el cargo.
La llegada de Uyeda también vino acompañada de la creación del Grupo de Trabajo de Criptoactivos de la agencia, liderado por la abogada Hester Peirce, quien prometió un enfoque más abierto al diálogo con la comunidad y receptivo hacia la innovación. Desde entonces, la SEC ha desestimado varios litigios que mantenía activos contra importantes empresas del sector, como Coinbase, Kraken, Ripple, Uniswap, Robin Hood, entre otras.
Estos esfuerzos se han visto complementados por la promoción de desregulaciones impulsadas directamente por Trump a través de órdenes ejecutivas. Entre las medidas más destacadas se encuentra la eliminación de la controvertida norma SAB 121, que obligaba a las empresas de criptomonedas a registrar estos activos como pasivos en sus balances —es decir, como deudas que debían asumir—, y al mismo tiempo a contabilizar un activo equivalente como «recurso de custodia».
Además, se prohibió la emisión de Monedas Digitales de Banco Central (CBDC) y fue anulada una norma que exigía a los exchanges descentralizados pagar nuevos impuestos.
Tampoco se puede pasar por alto el impulso que viene desde los estados, donde más de 15 han presentado proyectos de ley para crear sus propias tesorerías estratégicas de bitcoin y otros criptoactivos. Jurisdicciones como Florida, Nuevo Hampshire, Texas, Misuri y Virginia Occidental ya han logrado pequeñas victorias legislativas, lo cual no es menor, pues si sumamos el PBI de estas regiones (USD 5,0 billones aproximadamente, según datos de la Oficina de Análisis Económico de EE. UU), nos encontramos con que el resultado supera al de países como India (USD 4,1 billones), Francia (USD 3,2 billones), Italia (USD 2,4 billones) o Canadá (USD 2,2 billones).
Esto envía una señal muy poderosa a inversores y empresas, por lo que no debemos mirar únicamente lo que ocurre a nivel nacional, con «el zar» David Sacks liderando su comité o desde la perspectiva de la SEC.
Las reacciones de los expertos…
La visión desreguladora que actualmente impulsa Estados Unidos también ha resonado en otros territorios, como es el caso de la República Argentina. Un ejemplo claro de esta sintonía se vio recientemente cuando Federico Sturzenegger, Ministro de Desregulación y Transformación del Estado, participó en un evento sobre economía organizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en Washington.
Allí, Sturzenegger explicó cómo la administración de Javier Milei busca eliminar procesos redundantes y promover la libertad económica, lo que traza un paralelismo con las desregulaciones impulsadas en EE. UU.
La idea de Javier Milei es la libertad económica, y eso significa desregulación. Hay que entender algo: la regulación, aunque debe ser inteligente, es fundamentalmente antiemprendimiento. Mientras que una gran empresa puede sortear los obstáculos regulatorios, para una pequeña empresa es mucho más difícil. La regulación es antiemprendimiento, antipequeñas empresas, anticompetencia —porque crea barreras de entrada—, anticrecimiento y procorrupción. Creo que la estrategia de desregulación, junto con la creación de estabilidad económica, es el mejor camino para Argentina.
Federico Sturzenegger, Ministro de Desregulación y Transformación del Estado en Argentina.
El creciente optimismo en torno a bitcoin también se refleja en eventos internacionales, como el reciente «Bitwise – Bitcoin Standard Corporations Investor Day». En esta edición, Ryan Rasmussen, jefe de investigación de Bitwise, conversó con Saifedean Ammous —autor de The Bitcoin Standard y asesor de Nayib Bukele en El Salvador— sobre el avance de la adopción corporativa de BTC. Rasmussen destacó que actualmente 80 empresas públicas estadounidenses poseen bitcoin en sus balances, y se preguntó cuántas más se sumarán para la edición de 2026.
En esa línea, Matt Hougan, CIO de Bitwise, preguntó a Ammous si, siete años después de publicar su libro, se sentía más o menos confiado en que el mundo avanzaba hacia un estándar basado en el activo digital líder.
Ammous respondió: «Estoy aún más confiado. Aproximadamente 360.000 bloques más confiado», haciendo referencia al progreso constante de la red. Bitwise proyecta que, impulsados por un entorno regulatorio más favorable y el creciente interés de las grandes corporaciones, cientos de empresas podrían adoptar bitcoin en sus tesorerías en los próximos 12 a 18 meses.

El entusiasmo de Hougan también ha sido compartido por voces como la de Tim Draper, reconocido capitalista de riesgo y uno de los primeros inversores en bitcoin, quien en 2014 adquirió 30.000 BTC en una subasta de activos confiscados por el gobierno de EE. UU.
Recientemente, Draper acudió a su perfil en X para señalar: «El oro está muerto. Solo permanece inmóvil, mientras que bitcoin se mueve sin fronteras ni permisos… No puedes comprar un café con oro, pero sí con bitcoin…». Con estas palabras, Draper subraya la utilidad práctica y la flexibilidad de BTC frente a activos tradicionales, destacando su capacidad para facilitar transacciones rápidas y globales en un mundo cada vez más digital.
La faceta corporativa y la guerra de aranceles…
La fiebre por bitcoin ha alcanzado tal nivel en el mundo empresarial que, recientemente, se dio a conocer que Jensen Huang, CEO de Nvidia, adquirió una chaqueta naranja para emular el estilo de Michael Saylor, de Strategy, célebre por su fijación con el color insignia de BTC. Anécdotas como esta reflejan que la creación de Satoshi también puede inspirar ironía, humor y un sentido de comunidad entre sus seguidores.

En cuanto a eventos se refiere, la adopción empresarial de BTC será uno de los temas centrales en la conferencia Bitcoin for Corporations, organizada por Strategy, la cual se celebrará del 6 al 7 de mayo de 2025 en Orlando, Florida.
La conferencia reunirá a líderes corporativos y expertos para explorar cómo bitcoin puede transformar las estrategias de tesorería corporativa, con ponencias destacadas de Michael Saylor y Phong Le, presidente y CEO de Strategy. Saylor, uno de los principales referentes de bitcoin desde 2020, ha impulsado la adopción institucional del activo al convertir la firma en la entidad pública con más bitcoin en su balance, acumulando más de 538.000 BTC al momento de redactar esta nota.
En una realidad en la que el precio de BTC también se ha visto afectado por la guerra arancelaria impulsada por Trump —llevándolo hasta la zona de los USD 74.000—, es importante mencionar que bitcoin ha demostrado una notable fortaleza.
De hecho, un reciente informe de Franklin Templeton subraya la resiliencia del activo frente a la volatilidad generada por las políticas comerciales de Washington, las cuales han sembrado incertidumbre en los mercados globales y llevado al S&P 500 a oscilar entre los 4.900 y 5.500 puntos en tan solo una semana.
El trabajo nos recuerda que el principal activo digital no está expuesto a riesgos de ganancias corporativas, interrupciones en la cadena de suministro o amenazas arancelarias, por lo que concluye que podría salir aún más fortalecido y consolidarse como un importantísimo refugio frente a las turbulencias de la economía tradicional.
Estados Unidos está viviendo un momento decisivo en su relación con bitcoin, y su impacto se siente mucho más allá de sus fronteras. Lo que antes era visto con escepticismo desde los altos mandos del poder hoy avanza con renovado impulso, respaldado por un entorno más abierto y favorable.
Empresas, gobiernos estatales y grandes inversores están contribuyendo a que BTC se consolide como un activo estratégico, no solo para proteger valor, sino también para construir el futuro de las finanzas. La «bitcoinización» ya no es una posibilidad distante: es una realidad que avanza a paso firme.