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Samuel tiene nueve años, estudia cuarto grado y ya es curioso sobre la primera criptomoneda.
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Sabe que no existe físicamente, reconoce qué es una cartera fría y cuál es su propósito.
La curiosidad de los niños es una constante enriquecedora que los motiva a saber más sobre lo que escuchan, ven y sienten. Por naturaleza quieren conocer el origen y el porqué de las cosas. Así es Samuel, un niño de 9 años que no se conforma con lo aprendido en la escuela y que muestra interés por campos tan diversos como la ciencia, el espacio, los deportes y hasta por bitcoin y las criptomonedas.
Su familia está repleta de ingenieros, periodistas y docentes a quienes les pregunta, sin asomo de duda, ¿por qué el año es bisiesto? ¿qué es el coronavirus? o ¿papá, qué es bitcoin?, interrogantes con diversos niveles de complejidad que requieren atención.
«Bitcoin es como una gran familia que está en todo el mundo, cada miembro tiene una función para que los bitcoin sean creados, para que las personas los puedan enviar, recibir, se puedan usar en una tienda o sirvan como ahorro. Todos usan computadoras, internet y electricidad para que las transacciones sean seguras, antes que instantáneas. Es un trabajo digital en conjunto», fue la ilustración más inmediata que pudo hilvanar su padre para responderle.
Sin entender del todo, Samuel escucha el resto de la explicación y está al tanto de que bitcoin no existe en forma física, pero que se pueden guardar en carteras frías, lo que deriva en una nueva interrogante.
– ¿Por qué les dicen frías?
– Hijo las carteras no son frías por la temperatura que tengan, les dicen ‘frías’ porque se trata de dispositivos que sirven para tener los bitcoin más seguros y desconectados de la red, se usan esporádicamente para ingresar o sacar bitcoins. Imagínate un pendrive, pero en vez de guardar fotos, películas o trabajos para el colegio, guardes las claves secretas de tus bitcoin y que los puedas llevar a cualquier parte del mundo», añadió el papá pensando en cuál sería la próxima pregunta.
– ¿Y si se me pierde el pendrive con los bitcoin?
– Bueno hijo, para eso están unas palabras super especiales que les dicen palabras semilla. Estas sirven para restaurar en otra cartera fría los bitcoin que tenías en la anterior. Esas palabras hay que imprimirlas o escribirlas en papel y mantenerlas en un sitio seguro para no perder los ahorros.
– ¿Le podemos enviar plata a tío en Chile y a abuelita en Colombia?
– Claro que sí le podemos enviar bitcoins a tu tío o a tu abuelita en Chile o en Colombia, es más, podemos enviar bitcoins a cualquier parte del mundo en la cantidad que queramos porque el sistema lo permite.
Pensativo por las respuestas, Samuel analizó también el dinero en efectivo y las monedas que circulan en todos los países. Dice que se parecen a las de su monopolio y que casi siempre queda arruinado jugándolo con su hermana María Victoria, pero que el banco «siempre tiene plata». Su papá le explica que una de las reglas de ese juego es que el banco no debe quedar sin dinero y que si llega a pasar eso, el banco tiene que imprimir nuevos billetes.
-¿Se pueden hacer más bitcoins si se acaban?
– Hijo cuando Satoshi Nakamoto creó el sistema Bitcoin se estableció que el tope que puede existir es de 21 millones de BTC, no pueden crearse más bitcoins, todos los días se crean cientos de BTC y ya están en circulación más de 18 millones.
Samuel sabe que su papá se gana la vida como periodista cubriendo lo que ocurre con bitcoin. Cada vez que están en casa y lo ve escribiendo sobre la criptomoneda, le pide permiso para escribir una palabra de su texto en la computadora, lo que lo motiva a seguir aprendiendo no solo sobre sus fundamentos básicos, sino también sobre los últimos acontecimientos relacionados con regulaciones, tecnología y precios.
Luego de la larga conversación, el papá le comenta a Samuel que hay libros para niños y cuentos adaptados que explican de qué se trata bitcoin. «Compralos», suelta emocionado el niño que cursa cuarto grado. Uno de los cuentos que le menciona es “Dinero Bitcoin: Un cuento sobre Bitville descubriendo el buen dinero” y el otro es el libro infantil «B de Bitcoin«, una recopilación de palabras desde la A hasta la Z con significados del mundo de las criptomonedas.
La literatura sobre bitcoin es amplia y abarca diversos géneros como la ficción, cuentos o ilustraciones dirigida al público infantil, pero también están los libros clásicos que cualquier bitcoiner puede tener en su biblioteca como «Inventemos Bitcoin», «El Pequeño Libro de Bitcoin» o «Mastering Bitcoin» de Andreas Antonopoulos que buscan multiplicar el conocimiento sobre la nueva forma del dinero.
La experiencia de Samuel con su padre demuestra que bitcoin puede despertar interés a una edad temprana, que ya hay bibliografía disponible para incentivar el aprendizaje en los niños y que aunque se trate de un tema que involucra tecnicismos, teorías económicas, política y tecnología, se puede introducir en los más pequeños de la casa con la dosis adecuada y siempre ilustrando el tema de una forma amena para una mejor comprensión.