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La Tierra de Satoshi es un nuevo proyecto de ciudadela que busca terrenos para y habitantes.
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En Rolante ya hay 160 comercios que aceptan efectivo electrónico peer to peer como forma de pago.
Muchos habitantes de Brasil creen que la bitcoinización o la adopción masiva de bitcoin (BTC) ya se presenta como algo imparable en su país.
Se basan en los hechos que lo demuestran, como, por ejemplo, la cantidad de personas y empresas que interactúan con la criptomoneda pionera dentro de sus fronteras, así como 4 ciudadelas y otros proyectos basados en el efectivo electrónico peer to peer.
Datos reportados por empresas de análisis indican que Brasil es uno de los países que lideran la adopción global de bitcoin y criptoactivos.
En los últimos dos años las ciudadelas se han expandido en este país suramericano, y siguen apareciendo proyectos, como el presentado recientemente por el youtuber brasileño Vinicius Kinczel, conductor de la serie de videos “Palabra de Satoshi”.
En una entrevista, Kinczel habló de su encuentro con bitcoin hace varios años y de cómo fue invitado a peregrinar por Latinoamérica a bordo de la Bitcoineta, el vehículo que recorre el continente para divulgar los beneficios y características de bitcoin.
Tras acumular experiencia e involucrarse en varios proyectos, Kinczel ahora cree que la mejor fórmula para impulsar la adopción en Brasil es “bitcoinizar ciudades que no existen”. Con ello se refiere a demarcar nuevos territorios para que vivan personas que comparten un ideal.
“Creo en el cultivo de bitcoin para el progreso de la humanidad y por eso, busco un terreno amplio donde podamos vivir 500 personas. Quiero abrir la puerta de mi casa para caminar en la Tierra de Satoshi y saber que a mi alrededor tengo a 499 vecinos con los que comparto valores y el ideal de vivir bajo los principios de bitcoin”.
Vinicius Kinczel, bitcoin brasileño.
La Tierra de Satoshi, un nuevo proyecto para la bitcoinización de Brasil
En el país suramericano, el proyecto de ciudadela de Bitcoin del municipio Rolante ofrece turismo de naturaleza y aventura, a cambio de pagos en BTC.
Su iniciativa fue lanzada a principios de año y en unos pocos meses ya cuentan con más de 160 comercios que aceptan efectivo electrónico peer to peer como forma de pago.
Otro proyecto de ciudadela, como lo es Playa Bitcoin o en portugués Praia Bitcoin Brazil, ya cumplió dos años impulsando la adopción de la pionera de las criptomonedas en Jericoacoara, al noreste de la nación brasileña.
Sin embargo, la propuesta de Vinicius Kinczel, llamada la Tierra de Satoshi, es un modelo distinto, «diseñado para que la adopción de bitcoin sea más efectiva», como lo explicó tras reconocer que su proyecto es un sueño “difícil de convertir en realidad pero no inalcanzable”.
“Es mucho más efectivo construir una comunidad de bitcoiners desde cero que bitcoinizar a una ciudad que desconoce a bitcoin por completo”, apuntó. Cree que con su propuesta se aparta de esquemas fallidos que tienen otros modelos.
“Por ejemplo, “primero convencimos a los comercios para que aceptaran pagos en bitcoin y fuimos a Santa Catarina, Paraná, Mato Grosso y muchos otros lugares de Brasil, pero luego sucedió que no había personas para que acudieran a estos establecimientos para pagar en BTC”, señaló.
Kinczel luego contó que, por un tiempo, apoyó a líderes que decidieron bitcoinizar a sus respectivas comunidades, “pero después vimos que en un determinado momento todo se estanca”. Y añadió que por esa razón decidió construir la Tierra de Satoshi.
“Es verdad que la Palabra de Satoshi es un proyecto de apoyo a la bitcoinización a nivel global, pero después de un largo recorrido aprendí que es mucho más fácil la bitcoinización de un territorio fundado por nosotros mismos”.
Vinicius Kinczel, bitcoiner brasileño.
Explicó que su proyecto está basado en la descentralización del poder y evolución de la especie humana a través de comunidades independientes. No obstante, todo su plan avanzará solo si encuentra a 500 personas que apoyen su idea y que tengan la paciencia suficiente como para esperar al menos tres años, que es el tiempo que él estima que becesitará para la construcción de “una tierra de bitcoin que todavía no existe”.